Una vez más, Canobbio fue figura. En un equipo que se quedó con un hombre menos (correcta expulsión de Ceppelini a los 38′ minutos del primer tiempo), en el segundo tiempo Canobbio fue el incansable camino que encontró Peñarol para pasar de defensa a ataque, alejar la pelota y forzar al rival a retroceder.

Hasta el final, Canobbio mostró que físicamente está un par de escalones por encima de los demás. ¿Cuánto corrió? Luchó por derecha, picó cada vez que hubo que picar y a él le cometió Gigliotti una falta de atrás que dejó a Nacional con diez hombres a los 82′.

Este Peñarol no le otorga oportunidades de demasiado lucimiento. Pero las de sacrificio las aprovecha todas. Sobre el final, tuvo una chance de liquidar el pleito, pero su tiro extenuado se perdió, cruzado, cerca del palo derecho del arco de Rochet. Habría sido la frutilla del postre en una tarde épica del 16.