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Alejandro Sonsol: “Mi Viejo nos relataba hasta los picaditos cuando íbamos a la Playa” - Diario El Este

Alejandro Sonsol: “Mi Viejo nos relataba hasta los picaditos cuando íbamos a la Playa”

Hoy quiero dedicar ésta nota a toda esa gente que tiene la valentía de mantenerse en pie
luego de que la vida los reventó a trompadas. A ese que luego de perder una parte de su
alma, de su corazón, se levanta, se pega un baño, se viste, se calza y va al laburo. Y no solo
eso, sino que dan lo mejor de sí mismos en cada uno de sus labores.
Hoy quiero hablarles de Alejandro Sonsol, un gurí que relata a su manera, que no imita a
nadie y que tiene un hincha especial que lo alienta desde arriba. Hasta ahora escucho el
“pa pa pa triple” del querido Alberto. Pero no me voy a centrar en esto, sino en la calidez
humana de Alejandro, en la disposición y respeto al momento de hacerle esta nota. No sé
ni quiero imaginarme lo que debe ser un día de él, de arriba para abajo, de la radio al
canal, del canal a la cancha a relatar y así sucesivamente. Entre toda esa locura, el tipo
para unos minutos para conversar conmigo. Por eso, mi energía para hacer esta nota es
otra, porque la empiezo entre admiración y aplausos. Aplausos a alguien que se levantó,
sigue creciendo y poco a poco va convirtiéndose en la voz del Básquet uruguayo.

No hacen falta más preámbulos ni presentaciones, porque creo que personas como “Lali”
Sonsol, se van dando a conocer solas a medida que transcurre la entrevista. Pero no
puedo dejar pasar por alto la sencillez de un tipo de 28 años, que no conozco
personalmente pero su voz y pasión por el relato, hacen que me traslade allí, a la cancha
de Biguá o donde toque, y mi corazón vibre con cada balón encestado. Gracias, porque
con un simple relato, descentralizas el deporte uruguayo, trayéndolo a cada pueblo y
haciéndonos sentir parte. Placer recibir a Alejandro Sonsol.

  • Primero que nada, queremos saber cómo te econtrás hoy por hoy y agradecerte
    que nos atiendas
    “Nada que agradecer, es un placer recibir el cariño de la gente a lo largo y ancho
    de todo un país, el agradecido soy yo. Me siento reacomodándome, y
    acostumbrándome, lidiando con el dolor que genera la partida de papá. Pero
    dentro de todo el caos que ésto nos generó, venimos bien”.
  • ¿A qué edad empieza la pasión por el relato? ¿Siempre apuntaste a el periodismo
    deportivo o cuando chico tenías otra cosa en mente?
    “Yo sin darme cuenta nací con una pelota abajo del brazo y una radio en la oreja.
    Desde que me acuerdo, papá me llevaba a todas las canchas de fútbol y de
    básquetbol, supongo que mi vieja también le pedía que me llevara para descansar
    un poquito de mí, ya que era bastante revoltoso y travieso de niño. En definitiva,
    mi pasión por el deporte es de toda la vida, tras un intento fallido con 14 años de
    ser arquero, cuando fui a probarme a Danubio y me di cuenta de que no tenía ni la estatura ni las condiciones. Desde ese momento supe que mi vocación era el periodismo deportivo”.
  • Tu estilo es particular ¿Tenés algún espejo o te inspiras en alguien?
    “Con el estilo se hace camino al andar, obviamente tengo algunos referentes, ni
    que hablar mi viejo que me enseñó todo, y después algunas cosas que fui tomando
    de periodistas uruguayos y extranjeros. Me gusta mucho el estilo de Carlos
    Altamirano para relatar básquet, el de Miguel Simón para el fútbol y desde el
    análisis me quedo con Juan Pablo Varsky. Te nombro algunos de los que me
    gustan, pero no intento imitarlos, simplemente trato de detectar que es lo que me
    gusta de ellos para poder aplicarlo yo. Entiendo que el estilo de cada periodista es
    único y personal entonces se va haciendo a medida que se transita el periodismo
    deportivo”.
  • ¿Cuál fue el partido más emociónate que te tocó relatar?
    “Me quedo con tres. Dos de fútbol y uno de básquetbol. El primero es en la Copa
    América del 2019, Uruguay 4 – Ecuador 0, era la primera vez que me tocaba relatar
    la Selección en el Estadio y en la Copa América. El partido no fue muy emocionante
    porque fue victoria holgada, pero para mí fue muy lindo porque soy hincha
    enfermo de la Selección. El otro fue en la misma Copa, contra chile, que ganamos 1
    a 0 con gol de Cavani sobre la hora. Y en básquet me quedo con uno que Uruguay
    le ganó a Argentina por las eliminatorias para China, fue la primera vez que
    ganamos allá un partido oficial. Me tocó relatarlo por la radio, no estaba allá, pero
    fue muy emocionante”.
  • ¿Soñás con relatar algún partido en especial o alguna Liga?
    “Sueño con poder relatar la Selección Uruguaya de Fútbol en un Mundial, de solo
    pensarlo me erizo. Y en básquetbol también me gustaría relatar la Selección en un
    Mundial o en unos Juegos Olímpicos. Lógicamente ahí soñar con un título seria
    utópico e imposible, pero en definitiva verlos jugar una gran cita de básquetbol
    sería absolutamente emocionante para mí”.
  • ¿En qué o en quién te apoyas para salir adelante?
    “Me apoyo en todas las enseñanzas que me dejo papá. Muchas veces se me
    pregunta qué significa ser hijo de Sonsol y mi respuesta siempre es la misma. Al
    margen de las puertas que me pueda llegar a abrir el apellido, que entiendo que sí
    pude ser, pero luego depende de mí, yo tuve al mejor profesor 24 horas a mi
    disposición. Ese es el máximo valor de ser hijo de Alberto Sonsol”.
  • ¿Qué le dirías a tantos jóvenes que quizá caen en un pozo y no saben cómo salir?

“Me permito citar a mi viejo en este caso, ya que a mí hace unos diez años me
pasó de estar desorientado, no sabía bien que iba a hacer de mi vida. Más allá de
que quería ser periodista deportivo, no estaba encontrando las posibilidades que
deseaba entonces apareció papá y fue clave. A él le paso también en su momento
y siempre me dijo lo mismo, acá se trata de encontrar pasiones, motivaciones,
desafíos y detectar lo que te gusta. Una vez que ya sabes eso, tenés que dejar todo
para poder hacerlo y si podés llegar a vivir de eso, tenés buena parte de la felicidad
asegurada. Lógicamente después van a surgir otros problemas, que nadie crea que
ser periodista deportivo en Uruguay es una “papa”. Si es un placer vivir de lo que
uno ama, pero a veces se generan problemas, estrés o mal humores y hay que
saber sortearlos, que de eso se trata”.

  • ¿Qué anécdota nos podés contar con tu viejo?
    “Tengo 6 mil millones de anécdotas que disfrutamos mucho. Sin dudas una de ellas
    fue escucharlo relatar a mi lado un partido de básquetbol entre Puerto Rico y
    Uruguay, donde nos jugábamos el pasaje al Mundial en el Clemente, estadio de
    puerto Rico. Más allá de que perdimos, ver la pasión que ponía ese hombre al
    relatar, ya entrado en años porque tenía 62, fue algo maravilloso. Y en la cortita,
    recuerdo que el relataba hasta cuando no relataba, ya que íbamos a la playa
    cuando chicos y nos inventaba goles, jugadas o veía un partido de gente que
    estaba jugando y se ponía a relatar para nosotros. Yo y mi hermano delirábamos
    con las ocurrencias que tenía, y hasta en esos picaditos de amigos en la playa, él te
    transmitía que estaba relatando la final del mundo”.
  • ¿Tenés alguna meta por alcanzar o algo que te quedo por cumplir?
    “Si claro que tengo. Entiendo que recién estoy comenzando, es un camino largo.
    Cuando era chiquito yo decía que quería ser la voz del FIFA, del video juego al que
    jugaba cuando era niño y me encantaría ser el relator en español. Hoy en día
    entrado en años y metido de lleno en la profesión, tengo como meta formar parte
    de un programa de televisión y ampliarme un poco del espectro deportivo y
    meterme en el mundo del entretenimiento. No sé si tanto como conductor, como
    mi viejo era de Escape Perfecto, pero de repente sí en algún programa de radio
    que vaya más por el lado del entretenimiento”.

Otra vez me despido admirada, parándome y sacándome el sombrero por
personas como Alejandro. Superando el umbral del dolor, el tipo sigue adelante,
honrando la memoria de su padre y continuado su legado. Creo que ya lo he dicho,
pero para mí las personas que amamos no se van, sino que se acomodan allá
arriba para guiar nuestros pasos. Y no dudo de que “Lali” sostiene el micrófono con
una mano, y Alberto desde algún lugar se lo asegura con la otra. Me quedo con
una frase de Alejandro que leí en una red social: “A Sonsol lo extraño, a mi viejo mucho más”.

Gracias por enseñarnos que la vida está hecha para sacudirnos el polvo de las rodillas y seguir adelante.

NOTA: Belén Silveira

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