Sin dudas, uno de los libros más innecesarios que jamás se haya escrito, también, sin dudas, el libro más triste que leí y que uno no puede dejar de preguntarse cómo fueron realmente esos 2 años en los que Anna, escondida, escribió cada página de este diario.
Por más que la historia sea mundialmente conocida, siempre me pregunte por que la historia de Anna repercutió tanto si, lamentablemente, como ella, miles de niños fueron asesinados durante la ocupación nazi en Europa.
Para entender esto, creo que el diario de Anna Frank, detalla en primera persona lo inimaginable para cualquiera de nosotros y hace que uno pueda ver y sentir a través de sus palabras lo vivido hasta el momento en que fue encontrada y capturada, y llevada a un campo de concentración un 3 de setiembre.
Lo que vivió después de ser capturada, hasta su muerte, apenas 5 o 6 meses más tarde, quedara en la imaginación del lector teniendo en cuenta el contexto de la historia.
Hay tres puntos importantes para destacar y saber porque la historia de Ana Frank la sentimos como propia: el diario, su personalidad y su obra póstuma.
Días antes de que Ana cumpliera 13 años de edad, pasó junto a su padre por un local y allí vio exhibido un diario de cuadros blanco con rojo. El 12 de junio de 1942, el día de su cumpleaños, el mismo cuaderno le fue entregado a Ana en modo de regalo por parte de sus padres. Ana comenzó a hacer anotaciones en lengua neerlandesa, describiéndose a sí misma y a su familia, así como su vida diaria en casa y en el colegio.
En cuanto a la personalidad de la escritora, hay muy poca información y lo poco que se conoce carece de veracidad ya que muchas fuentes aluden a amigos de ella de su infancia. Lo que si se sabe, es el entorno familiar de los Frank.
Ana era 3 años menor que su hermana. Su padre, Otto, teniente retirado del Ejército alemán durante la Primera Guerra Mundial, se ocupaba más de la educación de sus dos hijas. Disponía de una amplia biblioteca privada y animaba a las chicas a leer. A Ana la comparaban continuamente con su hermana Margot, siendo esta, la niña ejemplar para la época, bondadosa y discreta; mientras que Ana tenía muchos intereses y era extrovertida e impulsiva. Actitud que le llevo cuestionar mucho la decisión de sus padres cuando decidieron esconderse en la casa en la que permanecieron dos años.
Es que, luego del exilio de Alemania a Países Bajos, los padres de Ana y Margot, intentaron disimular ante sus hijas lo que ocurría en Europa queriendo llevar una vida normal; recién, cuando la Alemania nazi invade Polonia, es cuando los padres le cuentan lo que sucede y lo que podría suceder si los encontraban. Para ello, tenían como ejemplo el caso del hermano de la madre de Ana, quien había sido capturado en Alemania y enviado a un campo de concentración.
Luego de intentar pedir asilo a EUA y a Cuba sin éxito, Otto, opta por refugiarse con la esperanza de la invasión a Polonia y la siguiente declaración de guerra por parte de los aliados, acabarían con el régimen nazi en poco tiempo.
Asi fue como Otto Frank había preparado un escondite en la parte trasera de la empresa en la cual trabajaba; era viejo y típico edificio de ese barrio de Ámsterdam. En la parte trasera había una casa de tres plantas. A la familia Frank los ayudaron su secretaria y su marido. Además de la familia Frank, con el tiempo también se sumaron otras personas que intentaban esconderse de los nazis. La familia van Pels y el dentista Fritz Pfeffer.
Ana leyó muchos libros durante este tiempo, que le sirvieron para mejorar su estilo y convertirse en una escritora autónoma. Su habilidad para la escritura fue aumentando, al igual que su confianza en sí misma como autora al punto que llego a reescribir su diario con el sueño de publicarlo tras la guerra. También descubrió su primer y único amor, Peter Van Pels, el único hijo de la familia con la que compartieron el escondite.
Como toda adolescente, vivió una época de rebeldía hacia sus padres los cuales también detalla en el diario.
Su obra póstuma.
Las ocho personas que estaban escondidas fueron descubiertas y trasladadas a distintos campos de concentración. Miep Gies y Bep Voskuijl, la secretaria de Otto y su marido, encontraron y guardaron el Diario y otros papeles de Ana.
A excepción del padre de Ana, ninguno sobrevivió al holocausto.
Margot y Ana pasaron un mes en Auschwitz II-Birkenau y luego fueron enviadas a Bergen-Belsen, donde murieron de tifus debido a las malas condiciones de higiene y de alimentación. Se cree que la primera en morir fue Margot en los primeros días de febrero y luego, entre los meses de febrero y marzo de 1945, Ana. Meses después, el campo de concentración Bergen-Belsen fue liberado por las fuerzas aliadas. Solo Otto logró salir del Holocausto con vida. Miep le dio el diario, que él editaría con el fin de publicarlo con el título “Las habitaciones de atrás” como la titulo la misma autora para después cambiarlo a “Diario de Ana Frank”.