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El retrato de un dictador – Diario El Este

El retrato de un dictador

¿Quién es Vladimir Putin? Se preguntan todos, incluso las agencias de inteligencia. Para algunos si el mandatario ha logrado estar al frente de la Federación Rusa desde el año 2000, es porque es amado dentro de su país. Pero la realidad no tiene que ser necesariamente esta y es una suerte de temor más que devoción la que ha perpetuado a Putin al frente del país más grande del mundo.
Putin no es un hombre que despierte amores y odios, es más bien una persona gris. Un hombre gélido, no elocuente, y poco dado a sonreír. Los que lo han conocido destacan su carácter reservado al inicio, observador y casi tímido, para terminar luego una negociación con una idea disruptiva tomando de sorpresa a su interlocutor. Hasta ahora todo esto parece condecir con el líder que vemos en la actualidad golpeando a Ucrania.
Sin carisma ni características físicas sobresalientes, ha tenido la cualidad de generar sentimientos patrióticos más allá de él, señala el psicólogo y escritor Federico Andahazi. La realidad dura de que Rusia luego de la caída del muro de Berlín perdió su protagonismo en el mundo, la añoranza de los mayores por épocas pasadas y la psicología del ciudadano ruso, ha sido capitalizada por Putin como conductor.

Pero no es comunismo o capitalismo lo que se discute hoy. Putin sabe que la economía comunista no lleva a ningún lado; es la reconstrucción de la vieja Rusia zarista y la recuperación de los territorios que entiende como propios.
De ninguna manera se puede banalizar la figura de Putin asociándola al de Adolfo Hitler por más que ambos compartieran un irracional nacionalismo. El propósito de Putin apunta hacia otros intereses aunque es expansivo y como todo dictador se caracteriza por cuatro particularidades en la opinión del experto Andahazi.


La megalomanía; esto es, creerse una pieza fundamental en el desenvolvimiento de la humanidad, sumado al narcisismo. Putin cree que es superior a occidente y que eso le otorga el derecho de actuar sin medida. La paranoia; el dictador cree que el mundo está en su contra, que hay un complot mundial; y finalmente, la superioridad moral que exhibe y expresa sin tapujos.
Pero algo pasó.
Su comportamiento en algunas ocasiones y en los últimos días se ha vuelto más errático y desprolijo, no propio de este ex agente de la KGB donde permaneció quince años. También es válido preguntarse si Putin es realmente un gran estratega, ya que su carrera como agente no tuvo nada de épica, sino que sus ascensos fueron por antigüedad.  Y si su brillantez intelectual no es su mayor característica, no hay nada más peligroso que el poder absoluto en manos de alguien (no tan) inteligente.
¿Acaso la pandemia retrasó los planes que tenía para Ucrania? Es una pregunta que se hacen muchos. Calculador y paciente es, porque así fue formado ha sabido esperar, aunque esta violación flagrante de los derechos humanos no es el primer episodio de su vida política.


Sin embargo esta vez es distinto.
Quizá y acá solo valen las especulaciones, se metió en una ciénaga de la cual no puede salir y su orgullo imperial solo le deja redoblar la apuesta. Así las provocaciones sobrevolando el espacio sueco y el ataque a la central nuclear de Zaporiyia.
Pero se lo ve errático; el envío de soldados jóvenes con poco entrenamiento, la falta de combustible en uno de los convoys que podría haber sido aniquilado si Ucrania tuviera más poderío. Cada día que pasa es una chance menos de victoria para Rusia y por eso intensifica la ofensiva.