La cifra alcanza la decena en aquellos que perdieron ambos progenitores
De acuerdo a datos que maneja el SIPIAV, Sistema de Protección a la Infancia y Adolescencia contra la Violencia, registró e intervino en el último año, en un total de 4911 situaciones de violencia contra niñas, niños y adolescentes.
Con independencia del lugar en que se produzca la violencia, los Estados Partes tienen la obligación positiva y activa de apoyar y ayudar a los padres y otros cuidadores a proporcionar, dentro de sus posibilidades y medios económicos y en consonancia con la evolución de las facultades del niño, las condiciones de vida que sean necesarias para su desarrollo óptimo.
El punto de partida y marco para entender la violencia hacia la infancia según este modelo de atención es la violencia social o estructural. La violencia hacia NNA incluye violencias estructurales, violencias culturales y violencias interpersonales. Cada una de estas violencias surge de la anterior y a la vez está en su origen, por lo que la violencia hacia la infancia debe considerar el cúmulo de violencias que se anudan y entretejen en los grupos sociales, íntimamente imbricadas y que se refuerzan mutuamente, las que permiten la producción y reproducción de un determinado ordenamiento social.
Al analizar la evolución de la prevalencia de la violencia basada en género en la infancia, se observa que en el último año aumenta 2,9 puntos porcentuales con respecto a 2013.
En este punto, desde los responsables del programa se preguntan si ha habido efectivamente un crecimiento de las mujeres que vivenciaron violencia en la infancia por parte de las familias, o si este aumento puede tener su explicación en un mayor reconocimiento de la violencia como tal en el conjunto de las mujeres encuestadas.
En tal sentido, el mayor reconocimiento de las situaciones podría explicarse por un proceso de desnaturalización de la violencia, en base al cambio cultural que ha tenido lugar en los últimos años, donde se observa un aumento de la sensibilidad hacia este tipo de violencia, informan desde el SIPIAV, desde donde se agrega que esto iría en sintonía con una resignificación de los recuerdos de infancia, pudiendo las mujeres identificar en mayor medida ciertos episodios como actos de violencia.
Considerando a niños/as y adolescentes testigos de violencia doméstica como víctimas directas de violencia, la 2ª Encuesta Nacional dio reveló que el 28,8% de las mujeres que reportan haber sufrido violencia en el hogar, agrega que estos actos violentos sucedieron mientras niños, niñas y adolescentes estaban presentes, lo que lleva a que más de 386.000 menores de edad padecen este tipo de violencia en Uruguay. Además, 1 de cada 5 mujeres encuestadas agrega que la violencia doméstica se ejerció también directamente contra estos niños o adolescentes.
Por otra parte, del análisis de los datos surge que no existen variaciones en la prevalencia de violencia hacia la infancia según pertenencia a estratos sociales más o menos favorecidos, ni con mayor o menor capital cultural (medido según acceso a nivel educativo), ni por creencia religiosa.
Esta segunda encuesta incluye por primera vez la consideración de pertenencia étnico-racial afrodescendiente, población migrante, identidades de género y orientaciones sexuales no hegemónicas. Comprueba que la prevalencia de la violencia es mayor en estos grupos poblacionales, como también así en quienes habitan el área metropolitana.
En 2019 hubo un total de 25 femicidios; en 13 de ellos las mujeres tenían menores a cargo, lo que suma un total de 21 huérfanos de madre por este motivo. En 3 de esas 13 situaciones los autores se suicidaron luego de cometer el hecho dejando 5 en orfandad de ambos padres, relación que se mantuvo, con márgenes y variables, en el año 2020.
En cuanto a las 4774 intervenciones por situaciones de violencia, de acuerdo al último relevamiento, la Se mayoría fueron crónicas y recurrentes (por lo tanto, provocando potencialmente un daño mayor).
Más de 1.100 de estos casos, fueron de abuso sexual según datos del Ministerio del Interior, desde donde se obtiene además, que en 2020 hubo 33.004 denuncias de violencia doméstica y afines (cifra en aumento desde 2017) siendo las víctimas en 71,2% mujeres y 28,8% varones. En el 49,2% de las situaciones hubo presencia de menores de edad.
Para el tramo de 0 a 12 años, 41,2% de las víctimas fueron varones y 50,8% mujeres; para el de 13 a 17, 13,9% fueron varones y 86,1% mujeres. Los delitos sexuales registrados en el período fueron 1.853 (19% de aumento en relación a 2019).