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Entre acorazados y estoques - Diario El Este

Entre acorazados y estoques

El verano puntaesteño de 1939-1940

Punta del Este fue, desde sus orígenes, buscada por su tranquilidad y sosiego. Si bien sus aguas están lejos de ser calmas (varios naufragios lo demuestran) era muy difícil imaginar que en éstas se daría un conflicto bélico como el ocurrido en diciembre de 1939 y que quedó en la historia del mundo como La Batalla de Punta del Este.

En los primeros meses de la Segunda Guerra Mundial, Hitler tuvo la mala idea de destinar el acorazado Graf Spee al Río de la Plata. Su objetivo era interrumpir el paso de los barcos cargueros que en esta zona del mundo abastecían a las fuerzas aliadas en tiempos de guerra. Principalmente desde Argentina que llegó a ser denominada “el granero de Europa”. Así se dio el encuentro entre el navío alemán y tres buques ingleses: Ayax, Achiles y Exeter que terminó con graves daños al acorazado de bolsillo como se lo llamaba. Es conocido el destino de aquel crucero pesado alemán. El gobierno uruguayo le otorgó un plazo perentorio para que reparara los daños sufridos y se retirara de las costas uruguayas. Fue echado voluntariamente a pique en Montevideo y su Capitán Hans Langsdorf terminó trágicamente su vida cumpliendo aquel principio marítimo: “Todo Capitán debe seguir el destino de su barco”.

Ochenta y dos años después los puntaesteños y turistas disfrutamos de la Plaza Gran Bretaña, que además de recordar aquella batalla, contiene el ancla del buque inglés Ayax. Situada en el punto más austral del Uruguay y también conocida como Punta de la Salina es una invitación a contemplarla al saber toda la historia que tiene encima e imaginar aquél combate en el horizonte.

Enero de 1940 encontraba el eco de aquellos importantes acontecimientos. Entre baños, atardeceres y tertulias en locales clásicos que ya existían (el restorán La Fragata, el Yacht Club de Punta del Este, el Centro Cultural y Democrático o el Casino Hotel de Punta del Este) , es difícil no fantasear diálogos de la época aludiendo a la Segunda Guerra Mundial, y a la batalla vivida  tan solo algunos días atrás en nuestras costas. Es imposible saber las versiones que intercambiaban puntaesteños, enriquecidas por la imaginación que otorga el ocio. Poco se podía agregar a las crónicas de la época, ya que las distancias no permitieron ningún tipo de avistamiento

Febrero había comenzado tranquilo. Los ecos de aquella impensada batalla habían comenzado a debilitarse con el correr de los días. Todo parecía retomar la calma natural de la península. Pero esa calma se diluyó. Un aviso invitaba a un “evento de emoción, color, alegría, luz” : “GRAN CORRIDA DE TOROS”. El  enorme “poster” avisaba que el evento tendría lugar en la  “PLAZA DE TOROS DE PUNTA DEL ESTE” y marcaba, en letras aún mayores, la fecha del espectáculo “SABADO 17 DE FEBRERO DE 1940” . Es fácil imaginar la sorpresa de los lugareños y una pregunta debe haber resonado ¿No están prohibidas en nuestro país? ¿Quiénes serían los toreros? ¿Dónde iba a edificarse una Plaza de Toros en el pueblo en tan poco tiempo? Dudas y preguntas que seguro se hicieron aquellos pobladores y que hoy, al toparnos con ese histórico cartel taurino, vuelven a surgir en pleno 2021.

Fue durante la segunda presidencia de Don José Batlle y Ordoñez, que abarcó el período 1911 – 1915, que se prohibió las corridas de toros en nuestro territorio por considerarlas una práctica cruel. Pese a eso, se siguieron realizando imitaciones,  especie de parodias  donde se realizaban corridas sin muerte de animales hasta 1918. En este año, mediante la ley 5657, se prohibían, además de las citadas “parodias”, otras actividades como el tiro a la paloma o las riñas de gallos todas por el mismo fundamento. ¿Cómo podría entonces desarrollarse una actividad como la que anunciaba el enorme cartel en el Punta del Este de 1940? Pues bien, no olvidemos que los espectáculos públicos mermaron fuertemente en Europa con el advenimiento de la guerra. Recordemos que no hubo, por ejemplo, Mundiales de fútbol hasta varios años después de finalizado el conflicto. No es raro suponer que, para suplir la ausencia de trabajo en esos primeros meses de choques, tanto productores como toreros hayan intentado ¨hacerse la América” realizando giras por varios países de nuestro continente.

Fue el Presidente Alfredo Baldomir quien en 1938 levantó la prohibición de las corridas de toros, aprovechando quizás el desarrollo de la tauromaquia en América. Esta corrida en Punta del Este fue, simplemente, parte de aquellas giras que los profesionales de esta disciplina llevaron a cabo por aquellos años buscando la posibilidad de organizar este tipo de eventos por estas tierras. No fue el único. También en Montevideo se organizaron otras en Montevideo, concretamente en el Parque Central,  Estadio del Club Nacional de Football situado en barrio La Blanqueada. En ese lugar se desarrollaron varias corridas, brillando por ejemplo el famoso torero peruano Adolfo Rojas.

La básica plaza que prometía seis bravos toros locales fue situada enfrente al Faro de Punta del Este, próxima a la Iglesia de la Candelaria, a metros de la hoy Plaza Gran Bretaña. Quizás pueda llamar la atención de algún lector la proximidad de este tipo de espectáculo al sagrado templo. Sin embargo, no es difícil encontrar en España plazas mayores que ofician de coso taurino frente a la Iglesia local. Tan solo un ejemplo lo pueden encontrar en la localidad de Chinchón, al sureste de Madrid.

Como en toda corrida, el cartel taurino marcaba a los tres toreros participantes en aquel caluroso Febrero. 1. Manolo Martínez: un torero venido de Valencia al que no debemos confundir con el famoso torero mexicano del mismo nombre. El segundo nació cinco años después. Este torero Español tuvo un fugaz estrellato en su tierra. Pese a ello, con el paso de los años, fue el que menos carrera desarrolló de los incluidos en esta cartelera. 2. Niño de Haro: cuyo verdadero nombre era Vicente Martínez. Este matador gozó de mucho prestigio en su Rioja natal. Cuenta la leyenda que el Haro futbol club dejo de existir ya que nadie acudía a los partidos al volcarse el pueblo a ver este torero en sus faenas. 3. Guillermo Martin:  que desarrolló su carrera en América, logrando muchísimo prestigio como torero. Intentó radicarse en Montevideo, pero la posterior prohibición de la tauromaquia hizo que se mudara a México. Se casó con la archiconocida vedette peruana Carmen Olmedo.

¿Qué pasó aquella tarde de febrero? Si bien hay algunos registros fotográficos previos a las corridas, donde se percibe la precariedad de la plaza, no existen imágenes de la anunciada fiesta taurina. No sabemos quién llevó oreja o rabo. Ni siquiera quien destacó en sus faenas. No tenemos detalles de los “trajes de luces”. Este cronista tampoco ha podido encontrar material sobre si hubo orquesta apurando al matador.

Sabido es que el tiempo acompañó y que la corrida se realizó sin inconvenientes. También se dice que el público no concurrió en el número esperado. Al parecer, a la misma hora se desarrolló un partido de futbol entre los barrios “La pastora” y “Los ángeles” que acaparó la atención de la gente.  Ese partido, entre dos barrios bravos de Punta del Este, terminó en una batalla campal que hizo recordar, por sus proporciones, aquella que protagonizara unos meses antes el Acorazado Graf Spee. Pero los detalles de esa batahola merecen otro capítulo.

Por: Javier Villanustre (fue críado en Punta del Este, Técnico en Comunicación Social, Músico y Entrenador de fútbol).