EL ESTE: El Este recogió la nota que se publicó en Montevideo Portal sobre presuntas maniobras de lavado de dinero en Buenos Aires por parte del Banque Heritage. En dicha nota se menciona a Ud. como fuente de la noticia. El Este pudo comprobar que hace dos años el Dr. Gustavo Salle había formulado una denuncia pública similar, mediante videos en YouTube. ¿Se trata de los mismos hechos?
ESA: Efectivamente, son los mismos. La diferencia entre un caso y otro es que el Dr. Salle no tenía más que un conocimiento muy somero y circunstancial de la maniobra. La divulgó como si tuviera conocimiento pleno de ella, pero admitió que no tenía prueba alguna sobre su realidad. La diferencia con estos dichos míos es que yo poseo prueba fehaciente de la maniobra de lavado de dinero. Pruebas que estoy en condiciones de exhibir en cualquier momento. El Dr. Salle no las tenía.
EL ESTE: En la nota de Montevideo Portal no se informa sobre si Ud. ha resuelto hacer públicas esas pruebas. ¿Cuál es su decisión al respecto?
ESA: Obviamente, la que tome mi cliente. Se trata de actuaciones que están bajo la reserva profesional y no soy yo quien debe decidir al respecto. Mi cliente me autorizó a declarar ante ciertos medios informativos (cuando me interrogaron sobre el tema) que tenemos las pruebas terminantes de que Banque Heritage montó una maniobra de lavado de dinero “negro” proveniente de la Argentina. Que esa maniobra clandestina se montó en el año 2009, cuando los actuales propietarios de Banque Heritage, los banqueros suizos Carlos y Máximo Estévez, absorbieron el Banco Surinvest. El que también se dedicaba a esta tarea. Mi cliente tuvo una participación muy menor y lateral en todo ese engranaje financiero, y desconocía, porque no tenía modo de saberlo, que se trataba de una operación de lavado de dinero. Pero cuando la gerente del banco que manejaba esa maniobra incurrió en maniobras de apropiación indebida, quedándose con mucho dinero de los depositantes argentinos, Banque Heritage intentó tapar la cosa mediante la táctica del tero. Ave que, como todos sabemos, arma mucho lío bien lejos de donde están los huevos. Hasta eso, estoy autorizado. Para más, hay que consultar a mi cliente.
EL ESTE: ¿En qué consistió esa táctica al estilo del tero?
ESA: Los representantes del banco y sus abogados armaron un circo mediático, afirmando que una organización criminal de alto vuelo se había apoderado de más de veinte millones de dólares de su caja. Inventaron una extensa organización delictiva que nunca existió, acusaron a mucha gente sin motivo y sin pruebas, y con eso armaron un escandalete que desvió la atención del público y de las autoridades competentes del escenario donde se fraguó la apropiación de dineros por parte de la gerente del banco. Ella actuó sola y la organización delictiva era organización de una sola persona. Pero los representantes del banco, actuando en forma canallesca y difamatoria, no tuvieron reparo alguno en soltar infundios en todas direcciones. Aun sabiendo que estaban acusando a personas inocentes. Y todavía, afirmando falsedades. Como se ha logrado probar en forma fehaciente.
EL ESTE: Su cliente ¿es una de esas personas indebidamente calumniadas?
ESA: Dije, y lo repito, indebida y canallescamente calumniado. Los representantes del banco, con tal de que nadie se fijara en lo que ellos estaban haciendo, no vacilaron en difamar a quien fuere. Fundamentalmente, a mi cliente. Fíjese que una de las imputaciones tan falsas como injuriosas que le hicieron fue la de haberse prestado a engañar a los depositantes, haciéndoles creer que los dineros, que la gerente les había sustraído, estaban depositados en una financiera del exterior denominada AES. Eso lo afirmaron los representantes y abogados del banco. Y 1tuvieron el descaro de aportar como prueba un mail aparentemente editado. La burda calumnia se hundió de inmediato cuando quince depositantes argentinos declararon que no conocían a mi cliente, que no conocían su nombre y que nunca habían siquiera oído hablar de él. La misma gerente involucrada admitió que había actuado sola en esos ilícitos, y que mi cliente era totalmente ajeno a ellos. No parece fácil inducir en error personas que no lo conocen a uno, que nunca lo vieron y que ni siquiera han oído hablar de él. Pero los abogados y representantes del banco no tuvieron empacho en afirmar todas esas falsedades. Y eso, indudablemente, es difamatorio y canallesco.
EL ESTE: Dr. Sayagués, sus palabras ¿no son algo ofensivas?
ESA: No, no lo son. Son la pura verdad. Y nada más. Si a los abogados y representantes de Banque Heritage les parece que son agraviantes, tienen el pleno derecho de presentarse ante la Justicia para que se me haga responsable de mis eventuales excesos. Pero yo tengo el derecho de probar la verdad de mis afirmaciones. Ellos saben bien que tengo las pruebas en mi poder y por eso se guardarán mucho de armar barullo cerca de donde están los huevos. O se quedarán calladitos o seguirán armando ruido lejos de donde está la médula del asunto. Como han hecho, y muy bien, hasta ahora. No hay que olvidar que ese eventual proceso será un juicio oral y público, en el cual yo tendré la oportunidad de exponer mis pruebas.
EL ESTE: ¿Y eso no es tema de reserva judicial?
ESA: Los abogados del banco son gente muy hábil. Conocen bien su oficio. Y convencieron a la Juez civil de que todo esto debía mantenerse en reserva en atención al secreto bancario. Lo cual es totalmente improcedente porque los hechos de lavado de dinero se produjeron en Buenos Aires. Y allí el banco operaba sin sucursal legal, en forma clandestina, con una “tatucera” oculta en una habitación de un hotel de Avenida Callao. Cuando no se es banco, y Heritage dejó de serlo en Argentina en el año 2009, no puede haber secreto bancario. De todas maneras, nadie puede sostener que divulgar las pruebas de semejantes actos ilícitos y delictivos pueda ser, a su vez, un acto ilícito. Eso sería algo similar a aquello de matar al mensajero cuando tenía que traer malas noticias.
EL ESTE: Entonces ¿su cliente quedó exento de responsabilidades?
ESA: Formular esa pregunta es, precisamente, ingresar en el ámbito de la maniobra mediática del banco: apuntar a lo insignificante y accesorio, para así desviar la atención de los ilícitos de enorme volumen en que Banque Heritage incurrió durante casi ocho años. Alcanza con pensar que a si a alguno de nosotros dos nos roban quinientos dólares, nos percatamos de inmediato. Y a Banque Heritage le robaron más de veinte millones de dólares y le costó varios años enterarse de ello. Eso acredita cuál era el volumen del “dólarducto”. Esa fue la gráfica expresión de uno de los depositantes, que se mostró indignado de que la investigación se centrara sobre la accesoria, insignificante y secundaria figura del mensajero, mientras con respecto a la enorme maniobra del banco todos miraban pulcra y piadosamente hacia los cielos. Fuera de audiencia protestaba indignado porque se indagaba a mi cliente, pero nada se hacía con respecto a las omisiones y responsabilidades de la Oficial de Cumplimiento de Banque Heritage, Dra. Valentina Larrobla. Tenía completa razón.
EL ESTE: En redes sociales hemos detectado comentarios que vinculan estos hechos con la LUC.
ESA: Algo bastante ridículo. La saga de Banque Heritage con su “dólarducto” transcurrió entre los años 2009 y 2017. Para estar a un término novedoso y tan gracioso como descriptivo, debemos decir que fueron los años del “astoribergarismo”. Fue el Banco Central del Frente Amplio el que se dedicó a observar el vuelo de las golondrinas en el cielo primaveral, en lugar de cumplir debidamente con sus funciones de contralor de la actividad bancaria. Banque Heritage pasó varios cientos de millones de dólares por delante de las insensibles narices del “astoribergarismo”. No logro comprender qué relación puede tener con la LUC algo que empezó en el año 2009 y terminó en el 2017.
EL ESTE: En síntesis ¿su cliente fue absuelto de responsabilidades?
ESA: Absuelto penalmente no, porque un Fiscal no puede dictar sentencias absolutorias. Lo único que puede hacer es declarar que, luego de investigar, no ha encontrado pruebas de eventual responsabilidad penal. Eso es lo que hizo el Fiscal del caso, luego de una investigación que se prolongó durante mucho tiempo. En materia civil mi cliente fue demandado con un reclamo de restituir veinte millones de dólares que, según los representantes del banco, era lo que habían robado. Como no había prueba de eso – y quiero decir: ninguna prueba – a tiempo desistieron de ese planteo ridículo y pasaron a reclamarle que exhibiera los recibos de las entregas de dinero que él había hecho a los depositantes de Buenos Aires. También sin prueba, y para colmo, contradichos frontalmente por los clientes del banco, quienes afirmaron a coro que nunca firmaban recibos. Es decir que, en forma canallesca, le exigían a mi cliente que exhibiera recibos que, bien lo sabían, nunca existieron. Porque cuando se trabaja en “negro”, como lo hacía el banco, ni se firman recibos ni se abre una sucursal legal, sino que se opera desde una tatucera escondida dentro de un hotel. Y el tercer reclamo, tan o más canallesco que estos dos, fue exigirle responsabilidad por haber engañado a los depositantes, haciéndoles creer que su dinero estaba a salvo en aquella financiera del exterior. Esta última canallada se derrumbó cuando los depositantes dijeron que nunca había tenido contacto con mi cliente, que nunca habían hablado con él y que nunca habían tenido siquiera conocimiento de su existencia. Si alguien cree que eso no es una canallada, le recomiendo que consulta el diccionario de la RAE. Imputar a alguien en forma pública que ha cometido una estafa, cuando se sabe bien que eso es falso, es una conducta baja y ruin. Como no podemos tener una sentencia absolutoria en materia penal, porque no hubo – ni podría haber exisistido – acusación penal, tenemos que obtener una sentencia en vía civil que acredite la mala fe del banco y que dé cuenta de sus actividades ilícitas. En eso estamos.