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Hablemos de otra cosa

Recuerdo claramente que allá por Marzo del 2020, cuando la pandemia recién comenzaba, en las redes sociales circulaba un cartelito que decía: “Durante la pandemia se van a encargar muchos chicos”. ¡Esperaban un nuevo Baby Boom! Se creía que el encierro iba a ser una especie de oasis donde la gente iba a tener mucho sexo y hacer cosas que tenía pendiente como leer libros, terminar tesis de la facultad, pintar la casa, dormir mucho, etc.

Pero poco de eso ocurrió. El yo propone sus burbujas y fantasías pero la realidad dispone. Y puso todo patas para arriba: sexualidad, trabajo, relaciones con nuestros seres queridos, sueño, educación, amistad, economía, alimentación, cuerpo, levante, satisfacciones, vida y muerte. Nos tocó existencialmente.

Estas grandes transformaciones provocaron síntomas en muchas personas y también en algunas parejas. Uno de ellos, bastante extendido, es no poder hablar con el compañero/a de otra cosa que no sea de la pandemia: “todo el día estamos hablando de lo mismo, el virus, las vacunas, los contagios. Terminamos y volvemos otra vez a arrancar”. Como un loop, que retorna siempre al mismo lugar.

Hay que ver bien el punto, el problema no es hablar de la pandemia-cuarentena, sino no poder hablar de otra cosa. Sostener una conversación que se desarrolle y no desemboque siempre ahí. Para recubrir algo de lo que sucede, del hueso de la realidad, con lo propio de esa pareja.

Esto muestra que cuando un síntoma se instala en un vínculo, es porque hay dos personas que lo sostienen. Sino sería el síntoma de uno sólo, pero no un síntoma que hace pareja.
Por eso es necesario identificar la cosecha propia, para discernir y trabajar cómo está afectado cada uno en lo personal y ver de qué forma eso se traslada a la realidad de a dos.

Cada época tiene sus discursos y cada discurso provoca sus síntomas. El de este momento, nos reduce a la capa más básica de nuestro ser: el organismo. Y quedar reducidos a ser un organismo, siempre es causa de angustia. Por más que se sepa que los cuidados son imprescindibles. Pero sabemos que somos más que un organismo, somos un cuerpo que necesita sentir satisfacciones, seres de deseo, pasiones varias y de amor también.

Entre las invenciones más novedosas que hoy puede proponerse una pareja, está el sostener su diálogo, más allá de la pandemia. Aunque sea por momentos. Su lengua, su idioma, sus códigos, su historia. Que no se contamine y contagie todo. Agujerear eso. Para que pueda entrar lo propio, una y otra vez. Y si no aparece otro tema para hablar, saber acompañarse en silencio.