La invención mantiene la desinfección constante de las manos a través de una mochila especial
Uruguay tiene una prolífera nómina de investigadores y científicos que, a lo largo de su historia, han creado múltiples inventos, algunos con más difusión que otros.
Más allá de artefactos como el Sun, un aparato eléctrico usado para calentar agua, café, té o cualquier otro líquido, inventado por el uruguayo Carlos Caggiani en 1962, el país se desataca por creaciones que se propagaron a través del mundo.

Concretamente el SUN, llamado así como sigla (Soy Una Novedad) fue patentado en 1963 y rápidamente se incorporó a los utensilios de cualquier cocina o campamento de los uruguayos. Si bien fue prohibido por la URSEA, por entender que no cumplía con las condiciones de seguridad necesarias para lo cual había sido creado, generaciones enteras crecieron con el pequeño aparato portátil.
Desde esa pequeñez, al Médico Radiólogo Raúl Lenorgne quien en 1946 desarrolló el uso de la radiografía para inventar un método de diferenciación entre microcalcificaciones benignas y malignas, un avance que se utilizaría posteriormente como base para lo que actualmente se conoce como mamografías, podemos recopilar decenas de ideas surgidas en Uruguay.
En el año 1979, los médicos José Terra, Luis Martino y Mario Della decidieron crear una unidad móvil que pudiera contener en su interior, el equipamiento necesario para que, profesionales de la salud, pudieran trasladar los pacientes, brindando asistencia hasta cualquier hospital; las actuales emergencias médicas móviles. La primera de estas ambulancias equipadas se financió con dinero aportado por los propios usuarios.
Más atrás en el tiempo, el piloto uruguayo Héctor Suppici, diseñó la eyección de agua jabonosa, con la cual, los automóviles limpian sus parabrisas. El invento surgió en 1937, cuando el corredor lo sintió como una necesidad esencial para limpiar el barro que se acumulaba en su parabrisas en cada torneo.
La vuelta olímpica, surgida cuando Uruguay venció a Suiza por 3 a 0 en 1924, conquistando la medalla de oro en los Juegos Olímpicos y decidió saludar al público que los vitoreaba, dando una vuelta al campo de juego, quedó para siempre instalada en el mundo del fútbol.
La fabricación del marcapasos con el primer transplante en un ser humano, a cargo de los doctores Orestes Fiandra y Roberto Rubio, en 1950 posicionó al país entre las grandes hazañas médicas de la época.

Fue también un uruguayo, concretamente el periodista José Laurino, que, en 1981 inventó el guante de boxeo con el pulgar incorporado y oculto, luego de numerosos pugilistas se lesionaran producto del diseño original, que mantenía separado el espacio para el pulgar del resto de los dedos. Actualmente, el modelo uruguayo es utilizado en más de 150 países.
El tango más famoso del mundo, La Cumparsita, fue creado en 1917 por el uruguayo Gerardo Mattos Rodríguez y su trascendencia fue tal, que se le conoce internacionalmente como un himno en su género.
Genexus, una plataforma de desarrollo que se utiliza para diseñar aplicaciones para la web, dispositivos inteligentes y plataformas Windows, es una consultoría de origen uruguayo, nacida en 1989.
El origen del futbol sala, se remonta a Montevideo en 1930, cuando Juan Carlos Ceriani ideó una versión del popular deporte, adaptada a una competencia juvenil.
Así mismo, y en otro tipo de experiencias, el hecho de que Plutón no sea considerado un planeta viene de la mano de un uruguayo. Si bien es más un descubrimiento que una invención, de cualquier manera es algo que se le atribuye al país El astrónomo Gonzalo Tancredi, llevó a cabo una serie de revelaciones que condujeron a una nueva definición del termino planeta y Plutón no cumplió con esos parámetros por lo que fue relegado a la categoría de planeta enano.
Quizás también, entre los más salientes y desatacados creadores, se encuentre Domingo Giribaldo, nacido en Pando, Canelones, en 1876, con una capacidad tan notable, que con 19 años se recibió de químico, siendo un investigador de alto calibre en diversos campos de la química industrial, la física y la medicina.
Tal era su destaque, que en 1911 ingresó a la Sorbona de Paris, usufructuando una beca de perfeccionamiento en Física y Electroquímica, y fue alumno de Marie Sklodowska, más conocida como Madame Curie. En 1925, elaboró la primera producción de hipoclorito de sodio de América del Sur. En 1949, fue nominado al Premio Nobel de Química, por sus investigaciones en el campo de la termodinámica química. Fue decano de la Facultad de Química de Montevideo en el periodo 1938-1941 y ejerció la docencia universitaria en la cátedra de Química de la Facultad de Medicina de Montevideo durante toda su vida profesional, destinada a los directores de los nuevos Institutos de la Facultad de Medicina de Montevideo. Al finalizar su período en Francia, Domingo Giribaldo continuó sus estudios en Alemania donde adquirió conocimientos avanzados de la industria química europea de la primera mitad del siglo XX, participando en los cursos de Walther Nernst en el Instituto de Química-Física de la Universidad de Berlín, trabajando también en el Laboratorio de Electroquímica de la Escuela Técnica Superior de Charlottenburg, dirigido por Franz Fischer. Fue allí, en el ámbito de las industrias electroquímicas, donde se compenetró en profundidad con la fabricación del clor-álcali y los métodos para su obtención, que hasta entonces eran el de la electrólisis con celda de diafragma hecha de asbestos. A tal grado llegó su nivel de profundización en el tema, que luego de sus estudios en Alemania, crearía el llamado método de electrólisis con celda de diafragma que patentará en Berlín. De regreso a Uruguay, y en condiciones casi domésticas, Giribaldo comenzó a diseñar un complejo proceso para obtener hipoclorito de sodio, logrando producirlo por primera vez en América del Sur en 1925. Este suceso convertirá a Uruguay en el primer país del continente en erradicar el cólera y el tifus, marcando además un mojón decisivo en la ciencia uruguaya.
Las generaciones han cambiado, y desde aquel brillante alumno de Madame Curie a la fecha, los uruguayos han transitado entre las investigaciones y el ingenio práctico. En esta última rama, podría incluirse, la última invención que ya se encuentra patentada en Estados Unidos, gran parte de Europa y América Latina; el marsupio sanitario.
Se trata de una novedosa mochila, creada en plena pandemia, y que fuera declarada de interés por Sistema Nacional de Emergencia (SINAE).
Aníbal de Mauro, un veterinario fernandino, especializado en higiene de alimentos e ideólogo del práctico dispositivo, buscó un método sencillo de controlar los protocolos higiénicos para controlar la propagación del virus, enfocado en la desinfección personal.
Con modelo de mochila, pero colocada en la parte anterior del cuerpo, el diseño presenta tres reparticiones. En la superior, se coloca un tapaboca adicional al que el transeúnte se encuentre usando, toallas higiénicas y un temporizador que, programado, recuerda al usuario ingresar sus manos al segundo repartimiento. En este se encuentra una especie de esponja, impregnada del desinfectante correspondiente (alcohol en gel), por lo cual, cuando se insertan las manos en él, por sus laterales, las mismas se humedecen procediéndose a la sanitización manual. En caso de quedar demasiado húmedas y sea necesario el uso de las toallas, la última repartición contendrá el descarte de lo utilizado.
Así mismo, posee un sistema de GPS, que permite monitorear la trazabilidad por el territorio y notifica al portador del “Marsupio Sanitario”. Esta información se vuelve fundamental en el caso de que la persona haya tenido un resultado positivo de COVID-19, ya que permitirá determinar dónde se pudo haber contagiado y con quiénes pudo haber tenido contacto.
Luego de haber sido presentado, ante las autoridades, y su correspondiente evaluación, el Sistema Nacional de Emergencia, declaró de interés la invención, en el marco de reconocimientos que otorga a iniciativas (proyectos, investigaciones, publicaciones, eventos o actividades, que tengan relevancia para la promoción de la Gestión Integral de Riesgos en Uruguay y de una cultura preventiva.