Peñarol venía golpeado y supo aprovechar el clásico para levantar la cabeza. Sin un gran despliegue de juego, el carbonero apostó a la intensidad, el carácter y el oficio. Y al desequilibrio de Ignacio Laquintana. A través de él llegó el penal con el que Ceppelini puso 1-0, única vía para alcanzar un gol en un partido que, en términos generales, fue muy mal jugado.

Nadie se sorprendió mucho de que Almeida haya tenido problemas con Laquintana. El que menos se sorprendió fue el DT de Peñarol, quien al finalizar el partido contó que «Le hice ver penales [a Laquintana] y le dije que esos eran los que le iban a hacer a él». Al ser reemplazado, el delantero se acercó a Larriera y le comentó «Mauri, ¿viste que me hicieron el penal?».

En un Peñarol en plena reconstrucción, Larriera intenta afirmarse desde fortalezas puntuales para volver a armar un sistema que le permita soñar con grandes cosas en la temporada. Afianzar a Laquintana es una de esas fortalezas: «Nos faltan algunos detalles nada más, como por ejemplo ser eficaces en el área rival. Este partido sirve para aumentar la confianza, para aumentar la credibilidad. A mí como entrenador me emociona mucho la gente que espera un determinado tipo de fútbol, pero el otro tipo también le va», reflexionó el DT.