Siendo una de las regiones más pobres, más violenta y más inestable. América latina fue el epicentro del corona virus. Según los cálculos de la OMS, un 30% de las víctimas, han sido en el continente.
Como siempre, esto repercute a nivel económico y social. Y asi se está demostrando en la isla de Cuba. Por estos tiempos, se están viviendo una revolución como hacía décadas no manifestaba la isla. La crisis económica debido a la pandemia, ha sido el factor detonante para que cientos de marchas, no solo en la isla, sino en varios países del continente, expresen su descontento y malestar.
Misma situación se pudo ver reflejada en Perú. El país trasandino, vivió unas elecciones presidenciales violentas; llenas de protestas entre los bandos de izquierda de Pedro Castillo; y la derecha de la descendiente de Fujimori. Quien reconocería a última instancia su derrota, dándolo por ganador al maestro rural Castillo.
Para ponernos más en contexto, en un continente con inestabilidad financiera, donde las brechas sociales son cada mas vez más desparejas, donde la mayoría de los dirigentes políticos son acusados de corrupción y las oportunidades de conseguir empleos de calidad son cada día más bajas; muchos latinos encuentran una solución: la migración.
Y para aquellos que no cuentan con dinero o con pasaporte para migrar al viejo continente, solo les queda una opción: Estados Unidos de Norteamérica.
Al día de hoy, la frontera sur de EUA, detuvo el ingreso ilegal de más de un millón de latinos que buscaban el sueño americano.
Si bien estaban acostumbrados a que mexicanos sean quienes intentaban cruzar la frontera hacia el vecino del norte. Lo cierto es que desde el 2014 la tendencia cambio, y hoy viajen desde países centroamericanos (principalmente de los países de Honduras, El Salvador y Guatemala) a suelo estadounidense en busca del sueño americano.
¿Qué solución pudo encontrar joe Biden para detener la masiva migración?
El gobierno de Estados Unidos planea donar U$S4.000 millones para los países de Honduras, El Salvador y Guatemala. Con esta inversión millonaria Kamala D. Harris, vicepresidenta de EUA, quien lleva adelante las negociaciones, piensa frenar la inmigración ilegal al inyectar dinero en el país para generar nuevos empleos.
Aunque este plan tenga la firma de Joe Biden. En el 2014, cuando comenzó esta nueva ola de inmigrantes centroamericanos, estaba al mando Barack Obama. En ese entonces, creo la “Alianza estratégica para la prosperidad del triángulo norte de américa central” con el fin de propulsar el desarrollo de esos países. A quien Obama puso a cargo para llevar dicho proyecto fue a Joe Biden. En ese entonces se invirtió U$S2.500 millones. Un poco más de la mitad de la nueva inversión.
Ese dinero se usó en inversión, por ejemplo, en aplicaciones para celulares en donde se podía ver a tiempo real, el precio de casa cosecha. El problema fue que la gran mayoría de los campesinos no contaban con celulares ni mucho menos cobertura de señal. También se invirtieron en la construcción de nuevos escuelas, sin invertir en que los docentes puedan actualizar sus estudios. Además, se cree que casi un 50% de los fondos, se gastaron en los contratistas, obviamente americanos. Honorarios, traslados, dieta, etc.
Ya con la experiencia vivida, Kamala Harris, deberá de saber bien cómo manejar estos fondos; no solo para evitar la migración ilegal, sino que para la prosperidad del triángulo norte de Centroamérica. La región más pobre y violenta del continente.