Por Martín Veiga
Somos hijos de la vida que nos golpea constantemente para demostrarnos que no solo tenemos vida, sino que también en ella, momentos para disfrutar. No perdamos el valor de disfrutar de aquellas cosas que nos mueven el alma y de las otras que nos cachetean pero que al final nos acomodan.
No alimentemos el orgullo, el rencor o el ego, después no habrá marcha atrás para solucionar problemas; un perdón nunca está demás, siempre tiene su lugar, aunque no sea bienvenido por la otra persona, en el fondo, todos nos sentiremos más aliviados.
Todos tenemos a alguien de confianza con el cual nos sentimos nosotros mismos y a veces, nos tomamos el gusto de abusar de ella y tratar a esa persona como alguien más sin prestar atención lo valioso que es tener un ser así en nuestras vidas.
Cuando una persona te pida una opinión, antes de responder, tómate un segundo para reflexionar si lo que vas a decir tiene sentido o va servir para algo, si no, no lo digas, ahorra energía porque habrán ocasiones que necesites palabras para decir algo con sentido y que colaboren con el otro. Estamos atravesando momentos muy sensibles, y es difícil comprender cómo se va a tomar esa persona lo que tú le digas o cuanto lo puede afectar y en vez de ayudarlo, la empeoras.
Ustedes dirán qué sentido tiene escribir sobre esto, pues a mi criterio lo tiene y mucho. Pasamos por días críticos, de incertidumbre, de soledad, dónde nos necesitamos fuertes para afrontar cuestiones que no arreglan la plata o lo material, necesitamos estar atentos del otro, de lo que nos dice, intentar deducir lo que maneja en su cabeza, ayudarlo si es necesario.
Ustedes me dirán ahora a dónde quiero llegar con todo esto que escribo… Si llegaste hasta acá es porque algo te cautivó pero aún no logras entender a dónde me dirijo y necesitas saber a qué me refiero. Todos hemos atravesado por situaciones dónde hemos perdido a alguien por suicidio y luego que pasa te preguntas ¿por qué no hice algo? ¿Por qué no actué antes? y otras tantas preguntas parecidas. Este es un tema que en estos tiempos se ha incrementado, pero no vine acá a escribir sobre estadísticas y menos desde el punto de vista profesional, que no lo soy, solo vengo a dejar esta simple opinión como ser humano. Tal vez esto no le esté leyendo nadie o tal vez sí, si llegaste hasta acá te voy a pedir algo: continúa leyendo.
Valoremos a las personas que son especiales, quiero que ustedes mañana se despierten con una sonrisa y logren ver la de sus familias, amigos, compañeros o vecinos, quiero que lloren pero de risas y no de tristeza o arrepentimiento. Quiero que frenen un poco y saquen la pata del acelerador, miren hacia su costado, chequen que todo esté en orden, que te mires al espejo y te preguntes si estás bien así o notas que necesitas ayuda, y si esto último es la que sientes y necesitas, no lo dudes, pídela, podemos salvarnos a tiempo y quiero QUE NO SEA TARDE.