En esos años, 480 a.C., en Efaso, vivió Heráclito, más conocido como “el oscuro” por sus ideas y pensamientos. Al contrario que los filósofos de aquel entones, Heráclito creía que todo se movía y se trasformaba. Todo es cambio, no hay nada fijo en el universo.
Esos cambios eran provocados por el fuego. Que habitaba en las dos fuerzas antagónicas para intentar destruirse una a la otra.
Sus días fueron muy confusas y la mayoría de sus alumnos dijeron que todo lo que este decía no era cierto o no tenía razón de ser.
Se dice que un día abandono todo para irse al monte a vivir en solitario y a comer hierbas. Un día se enfermó y el mismo se enterró en estiércol, creía que eso aliviaría su mal estar. Murió ahogado por el mismo estiércol.
Si bien, no es de lo más conocidos ni ha dejado grandes obras, esta frase puede resultar familiar y dice más de lo que se lee.
Nadie se baña en el río dos veces porque todo cambia en el río y en el que se baña.