Tras las guerras médicas, en Grecia, vino un gran periodo en donde reino la paz y con Pericles en el poder la democracia creció como nunca y con ella, crecieron los sofistas.
Los sofistas eran buenos en el arte de hablar, la retórica y la dialéctica era su fuerte. Creían que solo hablando bien se podía gobernar. Haciendo fuerte el argumento más débil y asi obtener resultados en los debates Atenienses. Enseñaban en la vía pública a jóvenes que querían aprender sobre sabiduría a cambio de comida.
Eran relativistas, es decir, no creían en una verdad absoluta, solo opiniones mejores o peores.
Y también eran escépticos, no creían en el conocimiento universal.
Esto le molestaba mucho a los filósofos de aquel entonces que solo buscaban la verdad y de un sentido a todo lo que les rodeaba.
Los más famosos pudieron haber sido Gorgias, Pródico y Protágoras; este último fue consejero de Pericles. Y de él es esta frase:
“Sobre cualquier cuestión hay dos argumentos opuestos entre sí.”