En el año 306 a.C. nació Epicuro, en un contexto en donde, la muerte de Alejandro Magno estaba poniendo en jaque a Atenas que apenas podían controlar las invasiones macedónicas.
Pero, del otro lado del Mediterráneo, como en Alejandría, Egipto o Antioquia, la sabiduría y la educación prosperaba más que nunca. En aquellos años, un tal Estraton de Lámpsaco se mudó a Alejandría para dirigir una nueva institución llamada El Museo, en honor a las musas. Allí había un zoológico, un observatorio astronómico y una biblioteca. La famosa biblioteca de Alejandría (hablaremos en otro momento sobre ella).
El tema es que Epicuro, fundo una escuela en las afuera de Atenas, la Escuela del Jardín se le denomino.
Epicuro trataba de llegar a la felicidad y al igual que la mayoría de sus pares, creía que solo era posible a través del desprendimiento de todo lo material, la ausencia de preocupaciones y fundamentalmente, sin temerle a la muerte.
Para Epicuro, vivir una vida tranquila, sin preocupaciones, llena de amigos y disfrutando del placer con precauciones, sin llegar al exceso, era la forma en la que debería de vivir el ser humano.
Según el Epicureismo, existen tres tipos de placer:
- El placer natural y necesario (ej.: comer, dormir)
- El placer natural y no necesario (ej.: manjares, sexo)
- El placer no natural y no necesario (ej.: dinero, poder)
Personalmente, creo que esta frase, resume un poco su filosofía.
¿Quieres ser rico? Pues no te afanes en aumentar tus bienes, sino en disminuir tu codicia.