Hace 45 años daba inicio de forma oficial un romance eterno, cargado de momentos dulcemente inolvidables y algunos otros tragos amargos. Un día como hoy, cuatro décadas y media atrás, el joven Diego Armando Maradona hacía su debut con la camiseta de la Selección Argentina de Fútbol.
27 de febrero de 1977. La Selección Nacional comandada por César Luis Menotti se preparaba para ser el anfitrión del Mundial 78, sin participar en las Eliminatorias Sudamericanas y con la necesidad de disputar partidos amistosos de preparación. Aquel día en La Bombonera el rival invitado fue Hungría, poderoso combinado europeo que tendría un gran 1977 logrado el primer lugar en su zona de Eliminatorias UEFA y goleando en la repesca internacional a Bolivia con un global de 9 a 2. El sorteo de su continente obligaba al puntero del Grupo 9 jugar lo que hoy conocemos como repechaje, pese a esto los húngaros lograron avanzar hasta la cita Mundial, donde volverían a enfrentarnos sin éxito en la Primera Fase.
Pero aquí la historia es otra, la de un pibe de clase baja que en apenas once partidos y dos goles con la camiseta de Argentinos Juniors llamó la atención de todo el mundo futbolero, incluyendo claro al Flaco Menotti. El técnico lo encaró el viernes anterior al domingo del partido, tras verlo en una práctica entre la Mayor y Juveniles, para avisarle que tenía grandes posibilidades de jugar algunos minutos ante Hungría.
Diego Armando Maradona fue convocado para el amistoso con 16 años y 4 meses, 130 días después de hacer su debut como profesional en el Bicho. El match ante Hungría no necesitó de sus servicios, si bien la Selección arrancó floja tras un penal errado por Osvaldo Ardiles tardó poco en recuperarse para comenzar a bailar el “Ballet del Pucho”; Convirtió 5 goles en 36 minutos, tres dianas de Ricardo Daniel Bertoni y 2 de Leopoldo Jacinto Luque. El descuento húngaro llegó a través de Sándor Zombori, el mismo que un año más tarde anotaría para su selección en el Estadio José María Minella durante la recordada jornada en la cual el combinado nacional de Francia jugó un partido Mundialista con la camiseta del club marplatense Kimberley.
Con el resultado puesto Menotti dispuso el inexorable ingreso de Diego, fue en el minuto veinte del complemento y en reemplazo de Luque. Los cientos de escritos sobre aquel momento neurálgico datan que el entrenador le avisó “Prepárese que va a entrar. Va por Luque, Entre y haga lo que sabe”. La casualidad hizo que el primer campo de juego que pisara Maradona con la Celeste y Blanca haya sido el Alberto José Armando, reducto donde hasta ese momento Argentina solo había disputado 14 partidos.
Durante 1977 la Selección Nacional jugó ocho duelos amistosos en La Bombonera, el primero de ellos este que recordamos con tanta pasión. Las mismas crónicas de la época, y algunos videos, no destacan una memorable actuación de Diego (Su épica quedaría para más adelante). Sí podemos contar que el primer balón que tocó lo recibió del Tolo Gallego, derivando en una asistencia mágica al Loco René Orlando Houseman. Dos jugadores que Maradona nunca dejó de elogiar.
Lo que vendría a partir de ese debut está grabado en la memoria de un pueblo, de un país. Diego Armando Maradona jugó 91 partidos convirtiendo 34 goles durante quince años, disputó cuatro mundiales y ganó uno. En el medio quedó afuera del 78, ganó el juvenil 79, tuvo una experiencia dura en España 82, brilló como nunca nadie en México 86, lloró junto a todos nosotros en el subcampeonato de Italia 90; volvió del mismísimo averno para clasificar y jugar a USA 94, donde le terminaron cortando las piernas. Se peleó y amigó miles de veces con miles de personajes, dirigió al Seleccionado durante un Copa del Mundo poniendo por primera vez a jugadores que más tarde serían aclamados por la opinión pública.
Sigue recolectando elogios y odios a por doquier, pero nunca será olvidado.