El testimonio de Claudia revela detalles estremecedores de una pandemia que atraviesan miles de familias uruguayas
Matías nació en el seno de uno de los tantos hogares promedio de nuestro país. Fue el menor de tres hermanos y en él creció, rodeado de afecto. La infancia transcurrió entre su escuela, las cálidas y bulliciosas reuniones familiares y el fútbol por el cual despertó singular interés desde muy pequeño.
Tanto en el deporte como en los estudios, supo destacarse, y de tal modo, que, con apenas 15 años, cuando la mayoría de los adolescentes cursan tercer grado, Matías, ingresó a bachillerato, optando por la opción de 5º biológico. Había sueños por cumplir, metas por realizar y un apasionado desvelo por la música que lo llevaba a reunir en el amplio fondo de su casa a una gran cantidad de amigos que encontraban, en ese hogar, una calidez especial.
En decenas de tardes enteras, los acordes improvisados de guitarras ejecutadas por aquel grupo de jóvenes, se mezclaron con risas, rondas de mate, composiciones diversas y voces coreando canciones que hacían lugar a ampliar la ronda, también a los más grandes.
Para Claudia, no solamente era una enorme satisfacción observar el sano entorno familiar, sino también una gran tranquilidad resguardarlos en casa, porque allí, en ese patio trasero, se conjugaba la fresca espontaneidad adolescente, con la voz consejera de los adultos que no quedaban fuera, ni de las partidas de cartas, ni de las deliciosas meriendas preparadas por esa mamá.
Nunca pudo imaginar, que un enemigo silencioso, acechaba para arrebatarle, en no mucho tiempo, todo aquello edificado sobre tan buenos cimientos.

Era una jornada liceal como tantas otras; la ausencia de docentes a impartir las clases, y la invitación de un compañero a pasar esas horas libres en un espacio verde cercano al centro educativo. Otra vez la guitarra, otra vez a entonar temas de sus artistas favoritos; pero esta vez, no era el patio de Claudia, no era su hogar, no era su familia. En esta ocasión, había algo más; pasta base camuflada dentro de un cigarrillo de marihuana. Y allí comenzó todo.
En un principio no era sencillo diferenciar entre los cambios propios de un joven que comenzaba a experimentar la rebeldía de la mocedad, y lo que verdaderamente estaba ocurriendo.
La ansiedad se hacía más visible por momentos y se apaciguaba en otros, que sucedían en simultáneo con advertir que algunos efectos empezaban a faltar del hogar. Primero fueron algunos artículos de menor importancia, que bien podían haberse guardado en otro sitio y ya aparecerían, pero un mediodía, todo tuvo sentido.
“Había encendido la freidora, para preparar unas minutas que a él tanto le gustaba. Cuando terminó de almorzar, salí a tender ropa; apenas un breve tiempo, cuando regresé se había llevado la freidora” cuenta Claudia. “Ahí supe que la había llevado a la boca a cambiarla por droga”.
Pese a los esfuerzos, más allá de las charlas, todo parecía inútil, así que recurrió a apoyo profesional y solicitó una internación en su mutualista para que Matías pudiera desintoxicarse.
“Lo tenían una semana, máximo 10 días, y nuevamente volvíamos a lo mismo, y aún peor” manifiesta esta madre.
El deterioro de ese hijo, que se le escapaba frente a sus ojos, no era únicamente físico, sino mental; cambió el carácter, no volvía a su hogar, permanecía largas estadías en la calle, mientras ella, le buscaba en plena madrugada.
“Más de una vez volvió rompiendo puertas y ventanas” cargado de violencia, producto de la abstinencia, hasta ingresar a su casa y marchar con cualquier objeto que pudiera canjear por una dosis.
Una y otra vez, Claudia buscaba ayuda, pero una y otra vez, las puertas se cerraban; y en ese transcurrir de los años, sus hijos mayores se fueron alejando; la familia que en algún tiempo, era una fortaleza de reuniones y alegría, se convirtió en cuartos a puertas cerradas, solitarios platos a la mesa y la sombra de una figura materna cargada de la peor de las frustraciones.
Las noticias de Matías llegaban solo a través de algunos que daban aviso a Claudia de haberlo visto tendido en alguna calle céntrica o hurgando residuos en plazas de diversos puntos. Y allí corría ella, en procura de dar con su hijo, el menor, el futbolista, el alumno ejemplar, pero de aquel, no quedaban ya rastros.
“No sé si alcanza un libro para contar todo lo que hemos pasado. Realmente ha sido un tormento. Es un calvario vivir con un hijo adicto; destroza la familia. Es tan difícil decir lo que se siente, porque es indescriptible la combinación de frustración, rabia y angustia” confiesa Claudia.
Tras haber atravesado una breve internación en el Hospital Maciel, centro del cual se marchó, desnudo y sin que ya nadie supiera su paradero; en febrero pasado, alguien dio aviso a su madre que lo había identificado en la Plaza Matriz, recogiendo algunas botellas.
En esas circunstancias lo encontró Claudia minutos después “Después de cuatro meses pude volver a verlo. Se sostenía una bermuda que se le caía a cada paso; me acerqué y simplemente lo abracé con todas mis fuerzas”. “Qué hace señora?!” preguntaba confundido, mientras Claudia intentaba conectar con sus ojos para que pudiese comprender que estaba en los brazos de su madre.

Algunos minutos pasaron, hasta que la ansiedad del joven se fue transformando, lentamente en calma. Su madre lo condujo hasta un banco de la histórica plaza y allí se sentó junto a él, simplemente acariciando la consumida y delgada figura de su hijo. Como si su aturdida mente lo hubiese comprendido todo, se dejó caer sobre el regazo de su madre y así permaneció cinco horas, hasta que un dispositivo de Mides, solicitado por ella, accedió a trasladarlo al Hospital Vilardebó.
Separarse nuevamente de su madre, complejizó las cosas dentro del nosocomio, pero una doctora, de acento extranjero, recuerda Claudia, se acercó a la sala de espera y le indicó que habían resuelto la internación.
Matías lleva 4 meses bajo los cuidados del personal de salud de ese lugar, y si bien no quedan rastros de la droga, las secuelas que esta provocó, a nivel cognitivo, son profundas y en algunos aspectos, irreversibles.
Mientras se continúa ampliando el mercado de plantación de Canabis, Claudia permanece trabajando junto a otras madres, que padecen similares circunstancias, para que el Parlamento uruguayo legisle al respecto y la problemática de las adicciones se transforme en tema de Estado y ofrezca vías de rehabilitación efectivas, donde se atienda la problemática de forma integral y en los plazos que los pacientes requieren.
36 comentarios en ““Soy mamá de un adicto y créanme que no hay palabras para describir este calvario””
Felicitaciones a esa mamá luchadora con certeza va a salir adelante una enfermedad muy difícil pro no imposible de salir mucha mucha fe madres y no dejen de luchar
Soy una mamá desesperada mi hijo está desaparecido hace 15 días ya no se que hacer donde buscarlo el se llama leandro juaquin Alvarez tiene 23 años y es consumidor y esta en la lista de desaparecidos
Siempre se puede salir adelante es una realidad tristizima pues cuando estamos en consumo tenemos una benda…pero uno se cansa tambien de andar de andar te cansas de las humilla iones que recibis a diario…ya no tenes recursos de donde conseguir entonces te va invadiendo la culpa de todo lo que perdiste y das manotasos de ahogado …escuchas lo q te dicen pero lo ignoras ..hadta que un dia hay un clic..en mi caso mi madre q.p.d…me dijo un dia…xfabor negrita anda a mirarte al espejon
No sos la misma Sabri y desde ahi empece a reabilitarme de a poco es duro muy duro fuerza para todas las mamas q les toca pasar x esto
Si sabré lo que es 😢 mí hermana con 30 años 4 hijos lo estamos pasando ,toda una familia pendiente de lo que ara todos los días si llega o no ,es muy triste muy triste ,tiene que haber internación compulsiva pq los internas bueno a nosotros ya no queda lugar donde no aya estado internada pero se van 🤷😢,Llega un momento que no sabes que hacer ,
Excelente crónica. Todo mi respeto a esa y todas las madres, que viven esa y otras situaciones dolorosas. Fuerza
Que triste yo pace esa historia tan dolorosa. Como no entenderé madre .a causa de eso hace un año dios se llevó mi hija con 41 años y tres hijos .unas mellizas que las crie yo dentro de unos días cumplirán 16 años y un hombresito de 20 es muy pero muy triste
Que tristeza, hasta cuándo la maldita droga va a destruir a los muchachos, felicito a esa madre que lucho y no lo dejo solo.
Que brutal realidad, Karina. Pobrecita madre! Excelente trabajo, amiga, de erizar la piel. Abrazo, HGD.
Lloré, leyendo ésto es horrible, pobre mamá.
Horrible lcomo la droga destruye a los jovenes y arrasa con las familia tambien!si hubiera una forma de cortar de rais con toda esa porqueria
Es muy triste la adicion y es asi se destruyen ellos y la familia lo sufre y mucho! Soy madre de un adicto !
Si sabré to esto ,y no hay ayuda
Es lo.peor que puede vivir una madre
Yo la entiendo más que nadie mi hija desapareció asé 1 año y 5 meces pase muchas y con el mayor también y si no le asen el clik pueden hasta desconoserte y no he dejado de buscarla y si la encontrará haría lo mismo que la señora le deseo a ella mucha suerte y un gran abrazo
A nosotro nos pasa lo mismo tenemos un hijo q lo adoramos.y no sabemos como solucinar.al verlo como actúa cono se destruye como anda.y estamos con una avansada edad.nos afecta mucho q ya no dormimos no comemos bien pensado en muestro hijo.nos estamos yendo junto con el de la menera q lo vemos.Nos destrosa el alma y el corazon. Es algo inexplicable lo q se siete lo q se sufre.Al ver q no te escuchan q no rasona.si no tienen la droga se ponen agresivo. Porque emos llegado a esto, esto es lo q los GOVERNATES.Nos an regalado a muestros hijo, donde no tienen trabajo no tienen ningun futuro y terminan en la drogande.solo le pido a dios al señor q revea esta situacin xq no se tiene ayuda x parte del gobierno TODO ES CON CONTAGOTA Lo q le tienen q devolver al pueblo.
Sin palabras !!!!!
Fuerza a esa mama q lucha.Soy madre y si por ahora mis hijos no son adictos no estoy libre.pero creo q no debemos cargar o sentirnos culpables son ellos los q deciden entrar a ese mundo aun sabiendo q el retorno es imposible. No pares de luchar y ojala de corazón lo logres
Es triste como la Drogba destrulle familias.y a ellos los saca de orvita
Sin dudas es un Calvario yo estoy viviendo lo mismo hace años tuvo montones d internaciones lo desintosicaban lo tenían 10 días y me le daban el alta y estaba unos días tranquilo y después otra vez a lo mismo no es fácil todo esto
Es una triste realidad que muchos familiares estamos pasando gracias a Dios que esa madre pudo recuperar a ese hijo que muchos no pudimos es una tristeza tan grande ver a muchas de ellas llorando arlado de un cajón yo le pido a Dios que esto algún día cambie 😔🙏
Por fin tengo noticias de este chiquilin.Conozco el calvario de su madre y Matías desde hace años. Mucha fuerza y amor a los dos, y a la flia. 🌈🌈🌈🌈
No se lo deseo a nadie gracias a Dios mi hijo pudo salir fuerza madre toda la onda
PA QUE REALIDA ES YO TENGO UN SOBRINO Y A MI HIJA Y PERDI UN HIJO POR ESO FUERSA A LA MAMA DE MATIA
La verdad es de doler el alma ver nuestros hijos perdidos en esa maldita adicción,de la cual se sienten tan dependientes si punto de no aceptar ayuda… Aquí en Uruguay no podemos internarlos contra su voluntad,algo que ellos (obvio) no aceptan.
Es como leí en un comentario allí,cárcel o cementerio lamentablemente. Y nuestros hijos por los cuales tanto hicimos,perdidos por esa maldita droga😥
LAMENTABLE,MUY LAMENTABLE…
Muy triste y frustrante todo,..lo viví con el padre d mis hijos,.. fué un calvario,…. duele mucho ver al punto q llegan,…y no hay retorno,..
Es muy triste Muchos jóvenes mueren por esa porquería Además de destrozar familias Pero con ayuda y contención se sale Principalmente si el adicto se da cuenta que está enfermo y pide ayuda o la acepta
Se lo que es ser madre de un adicto por todo lo que tiene que pasar nuestras familias ya que lo soy y se lo que se sufre.
Es así aquí en Uruguay no hay herramientas para poder ayudarlos . Somos muchas las familias destrozadas , solo las madres sabemos del sufrimiento y el Calvario q se vive viéndolos así . Ojalá y en algún momento cambien las leyes y puedamos desidir internarlos , porque ellos no están en sus facultades para poder tomar esa desicion
Hay que hacer visible este “asesino silencioso” . Hay que tener el coraje de esa madre para compartir su realidad que es la de tantos !!
Una verdadera guerrera esa madre, quiera Dios que hagan algo de verdad para las víctimas de este horrible flagelo que se vive en el todos los rincones del país, y que los verdaderos culpables terminen todos presos caiga quien caiga!!
Destruye familias todo se vuelve turbio, ya no se sabe como ayudar!! Tengo ami hermano consumidor de pasta base todos los días desde hace 15 añoa vivimos lo mismo, ya no se aguanta
Una guerrera Claudia ,cómo muchas madres y padres que sufren ese gran fagelo ,dejamos el cel para todo aquel que quiera o necesite contención 093989863 ,ONG familiares caídos en adicciones
Gracias por hacer visible este flagelo que se los está llevando a la calle, internados, la cárcel o el cementerio. Ojalá el ESTADO SE HAGA CARGO.
Mil gracias Karina y Diario del Este. 😢🇺🇾
Buenas noches si sabré yo lo es k pasar x eso está señora gracias a Dios lo pudo recuperar yo perdí a mi hijo de 22 años el 1 de mayo
Ke verdad cuanto dolor se sufre kiera Dios todas las mamás ke sufrimos eso podamos contar con algo ke ayude a sacarlos de esa vida esclavizada y mamas puedan volver a sonreír triste vida es está destruye a una familia
Fuerza a esa mama q lucha.Soy madre y si por ahora mis hijos no son adictos no estoy libre.pero creo q no debemos cargar o sentirnos culpables son ellos los q deciden entrar a ese mundo aun sabiendo q el retorno es imposible. No pares de luchar y ojala de corazón lo logres