A seis años y medio de la desaparición de Ignacio Susaeta, su mamá revela detalles de una investigación en la que hubo inexplicables omisiones
El caso de Ignacio Susaeta, “Nacho”, para su entorno afectivo, es uno de los más impactantes que ha conmovido a la sociedad uruguaya y en torno al cual, múltiples interrogantes se siguen manteniendo vigentes, no solamente por carecer de información que pueda aportar elementos que permitan dar con el destino del joven, sino por la impericia de su abordaje institucional.
El 1 de octubre de 1991, la pareja de Alejandra y Juan Eduardo, recibían la llegada de su primogénito, el pequeño Nacho, quien con poco más de dos años se convertiría en el hermano mayor de Natalia, la beba de tres hermanos, y quien más tarde se convertiría en su compañera femenina de vivencias. Ambos, ya con 12 y 9 años, respectivamente serían quienes, junto a sus padres, dieran la bienvenida al menor de los Susaeta Rodríguez, Martín, que hoy ya transita los 18 años.
Una familia como tantas otras diseminadas a lo largo y ancho de nuestro país; encauzada por esos padres amorosos y trabajadores, atentos y dedicados en la crianza de sus niños, a quienes acompañaron en su crecimiento desde la cercanía, los almuerzos y cenas dispuestos para cinco, y la afanosa convicción de la unidad como referencia del hogar.
Así pasaron 23 felices años; con tareas de estudio que guiar, con celebraciones y vacaciones que disfrutar y con los desvelos propios, producto de la responsabilidad de marcar en hábitos y valores tres vidas, frutos de un amor bien cimentado.
Ya egresado del bachillerato, y mientras tomaba decisiones sobre su futuro profesional, “Nacho” ingresó a trabajar junto a su padre, estableciendo de este modo una cultura laboral de la cual tenía sobrados ejemplos desde su propia casa.
Cuando ya hubo resuelto su vocación, se inscribió en la Facultad de Ingeniería de la Universidad de la República; por lo que sus días transcurrían entre su carrera, para lo cual se levantaba temprano a la mañana, asistía a clases y luego en la tarde, repasar los estudios y concurrir a realizar actividades físicas en un club deportivo. Pese a ser el mayor, y ya contar con 23 años, el joven mantenía ese perfil hogareño que lo llevaba a compartir, además, largas horas con sus padres, con quienes, junto a sus dos hermanos menores, salían los fines de semana en paseos de distracción.
“Siempre fuimos muy familieros los cinco” sostiene Alejandra, quien incluye en el entorno de “Nacho”, también a sus amigos y a su novia, con quien el joven mantenía una estable relación de casi cinco años.
Sin embargo, toda esa estabilidad se desmoronó de un momento a otro. “El 23 de enero de 2015, mi esposo cumplió 50 años, por lo que decidimos realizar una cena íntima en casa, con algunos pocos allegados. Fue un día ajetreado, dado que estábamos preparando todo para recibir a quienes nos acompañarían; entrábamos y salíamos con frecuencia, y “Nacho”, quien el día previo había regresado de una breve estadía en Punta del Diablo, salió un momento a reunirse con su novia. Tras haber regresado a casa, y tras haber transcurrido unas horas, sobre las 20.00 nos informó que pasaría a ver un amigo y luego recogería a su novia con quien regresaría para celebrar el cumpleaños de su padre” relata su mamá.
Fue debido a esto que salió con el auto, con la promesa de regresar a la brevedad, dado que los invitados estarían arribando. Cuando el reloj marcó las 21.30, su familia comenzó a intentar comunicarse; lo mismo hicieron a las 22.00, y cuando a las 22.30 volvieron a hacerlo, el celular ya se encontraba apagado. Casi del mismo modo se detuvo el corazón de Alejandra, quien de inmediato supo que algo andaba realmente muy mal.
“En ese momento ya me di cuenta que algo había pasado; era muy detallista con la tecnología y no era posible que quedara sin batería en su celular” manifiesta su madre.

Las horas se hicieron interminables, y si bien el último de los invitados se marchó sobre la 1.00 de la madrugada, lo menos que reinaba en ese hogar en un clima de celebración. La angustia imperaba se nutría de frustración al contactarse con sus amigos y comprobar que nadie sabía del paradero de “Nacho”. Las horas pasaron en medio de nervios y búsquedas improvisadas, hasta que sobre las 6.30 de la mañana resolvieron radicar la denuncia policial, que abriría uno de los casos más complejos de la policía uruguaya. “Ahí comenzó una locura. Creo que le cambia la vida a cualquiera, porque en un segundo, en que estábamos celebrando el cumpleaños de mi esposo, pasamos a que fuera el día más nefasto, y en adelante, todos los 23 de enero es muy difícil de transitar, a pesar de conmemorar el día de su nacimiento, porque como lo dice mi esposo, ‘desde el 23 de enero de 2015 no cumplo más años’” agrega.
Más allá de haber formalizado la denuncia, una red de familiares y allegados puso en marcha campañas de búsqueda por diversos lugares y a través de todos los mecanismos al alcance. La policía no logró dar con el automóvil, hasta que, días después, una empleada que trabajaba en una heladería ubicada en Lagomar, distante a 21 kilómetros de Montevideo, anunció en la seccional de la zona que desde el día viernes 23 de enero, un vehículo se encontraba estacionado frente al local. Con esa información, y tras haber confirmado que se trataba del coche que conducía Ignacio, los efectivos se contactaron con los padres. “Allí aumentó la velocidad de la locura. Ignacio no estaba, el auto cerrado, con alarma puesta, sus cosas adentro, y la cabeza se disparó y no sé bien donde nos llevó” recuerda angustiada.
Fue recién después que se produjera ese hallazgo, que se inició el expediente, en la Ciudad de la Costa, por haberse encontrado el automóvil bajo esa jurisdicción. El martes 27 de enero los recibió por primera vez la Jueza del caso, y debieron pasar cuatro días más para que fueran convocados por primera vez, por las autoridades del Departamento de Personas Ausentes de Interpol. “A esa altura, ya había pasado una semana. Sabemos perfectamente que en tres horas y media, una persona puede cruzar la frontera, por ejemplo, por el Chuy. En ese momento, ya era tarde”.
Entre tantas frustraciones, el hecho de no lograr convencer a los investigadores que su hijo no se había marchado voluntariamente, agravó las sensaciones. “No nos creían, porque como “Nacho” era mayor de edad, y había salido en auto, tenía una billetera con dinero, que no apareció, y era viernes, pensaban que se había ido de parranda por ahí, y aparecería de un momento a otro; pero mi corazón de madre me decía que algo le había ocurrido. Lo supe desde el instante que se apagó su teléfono celular”.
Seis años y medio han pasado desde entonces, y sin embargo, no ha habido pistas que lograran conducirlos hasta su hijo, pese a que son incontables los mensajes que se reciben por parte de desconocidos que, conmovidos con la historia, buscan aportar y contactarse a través de las páginas creadas para continuar con su búsqueda.
La ausencia de su hijo ha puesto a la familia en una situación de investigación constante, y en este sentido, son diversas las falencias que descubrieron mantiene Uruguay para afrontar casos así. “Nuestro país no cuenta con programas de envejecimiento facial, que te tome los puntos claves de rostro y permita convertirlos avanzados en la edad, de acuerdo al tiempo transcurrido. Tampoco hay protocolos que se activen de forma inmediata, la burocracia es tremenda, para hacer hasta la más mínima de las investigaciones, y así se pasan días, semanas, meses. No hay sistemas centralizados en ASSE, donde se ingrese el número de documento y pueda saberse si esa persona ha consultado en cualquier centro asistencial. No hay tampoco un sistema similar en Mides, que pueda identificar alguien en situación de calle; y no hay contención a las familias. En definitiva, muchas puntas quedaron sueltas en este caso, y con esta experiencia creemos que el Uruguay no está preparado para tratar casos de personas ausentes”
Esta madre afirma, incluso, que comparativamente, en relación población, la cifra de personas ausentes en Uruguay es altísima. “Realmente asusta”.
Entre las hipótesis que manejó la policía, se orientaban hacia un suicidio, pese a que argumentábamos que no era viable. Tanta insistencia fue desvaneciendo esa hipótesis, y la investigación continúa pero de forma tan lenta, que se ha llegado a demorar hasta un año y medio en responder a través de juzgados, datos que han pedido desde algunas oficinas.
“Nadie tendría que pasar por una situación de estas” indica Alejandra, quien de algún modo también apela a una reconversión en la sociedad, de la forma que mira estos temas, ya que no existe en el país, una cultura del involucramiento frente a un afiche, o una imagen de personas ausentes. “Yo era parte de esa sociedad, hasta que vivimos esto”.

De todos modos, el contacto con Interpol no se ha interrumpido, y en cada ocasión que se contactan para aportar algún dato, se dispone un seguimiento, pero con casi nulas herramientas.
Hoy, la vida en ese hogar, de cinco, pero con una silla vacía, que esperan se vuelva pronto a ocupar, transita entre el recuerdo diario de ese primogénito, de ese hermano mayor, y la voluntad férrea de sostener a los menores, los que duermen al resguardo de su casa a la noche, los que están ahí, los que se puede abrazar, sostener y disfrutar en lo cercano.
“Somos padres de dos hijos más, ellos tienen el derecho de tenernos como lo nos tuvo Ignacio durante 23 años, y con nuestro gran agujero en el alma, hemos tratado de acompañarlos y siempre estar presentes con ellos, en este camino que a veces es tan difícil” dice entre sollozos, esta madre mutilada por una ausencia forzada y a la cual se resiste a resignarse.
Martín, que al momento de la desaparición de su hermano, cursaba quinto año de escuela, está culminando sexto año de liceo, mientras que Natalia está próxima a obtener su título profesional; clara evidencia de una familia resiliente, donde las bases, pese al sismo que los atravesó, se mantienen tan sólidas, como aquel 1 de octubre, cuando acunaran a “Nacho” por primera vez en sus brazos.
29 comentarios en ““Uruguay no tiene herramientas para investigar casos de personas ausentes””
Alguien tiene que saber, porque no entrevistan a los amigos de nuevo?
El esta vivo!
Tambièn desde el principio busco su mirada en cada jòven que presiento perdido. Ojalà aparezca pronto y bien. Fuerte abrazo a esa familia luchadora
Es una impotencia que ha trascendido y creo que muchos uruguayos la sentimos. Ojalá Nacho aparezca, ojalá se logren respuestas que lleven a su paradero. Fuerza flia!!!!
Soy una persona más que sigo desde el principio junto a mi flia la desaparición de Nacho, no hay palabras para describir la incertidumbre el dolor de la desaparición de un hijo su mirada está gravada en mi y en mis hijas siempre lo tenemos presente….
En Rosario Sta fe paso con Bruno Gentiletti
Siempre contigo nacho espero q aparescas sigo tu caso desde el primer dia donde estas?
Este muchacho está vivo, pero algo le pasa, por lo cual prefirió probar sus límites y su libertad. Me pregunto que pasó en esa familia que el muchacho no se animaba a enfrentar. Tal vez un padre muy punitivo o rígido? Tal vez ninguna autocrítica?
Desde el Olimar siempre presente en su búsqueda también por nuestra Silvia
Desde el principio comparto todo lo referente a Ignacio Susaeta. Toda mi solidaridad con sus padres y hermanos!!
Jamás olvidó su cara, sus ojos. Lo tengo presente siempre. Lo busco en algún muchacho que me parece perdido. Rezo siempre por él y su familia. Lo siento como mi hijo.
Las herramientas están. No son realizadas en tiempo y forma las investigaciones con el profesionalismo y responsabilidad que cada caso requiere. Cuando hay voluntad y ética profesional se investiga.
He seguido desde el principio el caso de este joven desaparecido, tengo su cara grabada en mi retina y siempre he esperado ver una noticia diciendo que apareció.
Pido a Dios las estrellas y el universo que se lo entregue a sus padres de la forma que sea para que ellos puedan descansar de este tormento, me es imposible imaginar lo tremendo que es estar viviendo esto.
Un abrazo de una madre chilena.-
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Muy lamentable y triste lo que están pasando como familia, pero siempre hay gente mala, envidiosa, que no puede ver felíz a los demás, que nuestro Padre celestial los ayude para que su hijo pueda volver a su hogar. Fuerza, fe y esperanza y mis oraciones con ustedes 🙏🙏🙏🙏
Sigo este caso desde que inicio… El otro que he investigado y quiero que se sepa la verdad es acerca de Enzo Terra desaparecido hace 20 años
Animo Ale y Juan Nacho está siempre en mí y mis oraciones. Él está esperando por todos nosotros, sus ojos siempre están presentes en retina. Un abrazo fuerte. Y pronto , lo veremos.
Que tristeza para la f
Sigo el caso de Nacho desde el 23/1/2015. Como digo siempre es un poco el hijo de todos, yo así lo siento. Siento una enorme empatía por Alejandra y por Juan.Nunca me olvido de Nacho, de su rostro ni de su mirada, ansío poder verlo y aunque no me conozca abrazarlo y llevárselo a sus padres, eso sería lo que desearía para mi.Siempre insisto de qué hay personas que deben saber lago y callan por algún motivo. No quiero que esta ausencia quede así, como un número más. Admiro profundamente, sin Conocerlos a esos padres, incansables luchadores, aferrados a que un día llegara a saberse toda la verdad De lo que sucedió con Nacho. Abrazo apretado a la familia y que se siga la búsqueda. 🙏❤️
Una historia muy triste los sigo del primer momento
Ojalá pueda volver algún día a los brazos de su madre y padre que antes de partir de este mundo se sepa lo q paso muchas bendiciones y que Jesús les de la fuerza y la vida para reunirse con su hijo ..en cada persona en condicion de calle veo su mirada ..soy Madre y no dimensiono el dolor q sería perder un hijo 🙏
Abrazo con el corazón a esa Familia. Sigo el caso desde el comienzo. Tengo el rostro presente ! Y el anhelo ferviente como Madre de que logren recuperar a Nacho!!!
Muy conmovedor el relato .toda mí solidaridad con esta familia…De corazón ojalá algún día ,puedo reencontrarse con su familia ….
Vivo en el interior y siempre me fijo,me quedó gravado el rostro de Nacho.Fuerza y ojalá srpan que pasó
Mucha fuerza a la familia. Siempre hay esperanzas y los milagros existen . Leo siempre con la esperanza de que haya una noticia que lo lleve a Nacho a su hogar. Adelante! Fuerza y simbolo de resilencia, familia unida y de corazón roto. Nacho en el corazón de todos y cada uno de los que aún hoy comparten y anhelan su regreso. Fuerza!
Sigo el caso de Nacho desde su inicio,al igual que el de nuestra Silvia. No los olvido. Nacho se grabó en mi mente de una forma especial y no sé xq,comparto y lo seguiré haciendo,xq no pierdo la esperanza…de un día, enterarme que esos padres que no han bajado los brazos…puedan unirse a el en un gran abrazo. Continuamos esperando con fé. Fuerza!!!
Leer este relato y sentir una angustia enorme.es automático. Nadie ,nadie debería pasar por esta situación. Y algo muy lamentable es q la cifra de ausentes es enorme …..ojalá un día puedan esclarecer toda esta situación. Ojalá.
Muy triste lo que este familia está pasando , no es fácil para una madre y un padre no saber donde esta su hijo un fuerte abrazo y mucha fe y no dejar de creer nunca en su vuelta a casa, Dios los bendiga
Muy triste lo que este familia está pasando , no es fácil para una madre y un padre no saber donde esta su hijo un fuerte abrazo y mucha fe y no dejar que creer nunca en su vuelta a casa Dios los bendiga