Ahora si es tiempo de ser críticos y dejarnos de puntos medios. Uruguay no encuentra el sistema, no conecta una jugada y volvimos a pegar muchísimo, cosa que a mi entender habíamos mejorado. No comprendo tampoco el sistema de los cambios, tenemos jugadores en el banco que están en su mejor momento y los dejamos ahí, como meros espectadores. Aplaudo al pibe Torres que asumió tremenda responsabilidad en la titularidad, pero me quede con ganas de ver a Ocampo.

Es tiempo de moverse, se viene la Copa América, tenemos que despertar, tenemos que darnos cuenta de que dejar puntos en el camino no es la opción, quiero ver a la Celeste en el Mundial, quiero ese Uruguay del que habló todo el mundo en 2014-2015. Seguimos encaprichados en poner como titulares a jugadores que no tienen rodaje en sus clubes, como Torreira o Braian Rodríguez y así no marcha la cosa. Tampoco comprendo por qué los cambios cuando las papas queman y no cuando estamos a tiempo de cambiar el panorama del partido, como por ejemplo en el comienzo del segundo tiempo. Sí, estoy molesta, porque sé que tenemos una Selección que da para mucho más, sé que la garra charrúa no es dar palo a diestra y siniestra, como dimos hoy. Ahora si hay algo que tengo claro es que voy a soñar con el número 17 de Venezuela, que a parte de llamarme la atención por su color de pelo, lo hizo por la forma en que enloqueció a Godín y a Gimenez. Esta vez, hay que agradecerle al VAR ¡A despertar Uruguay!