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Valentina Dorrego: la jueza de básquet que quiere dejar un legado y lucha contra el machismo – Diario El Este

Valentina Dorrego: la jueza de básquet que quiere dejar un legado y lucha contra el machismo

Me gustaría estar abordando esta nota de una manera diferente, pero los retrocesos como sociedad que hemos tenido, me hacen ir directo al grano. Nuevamente el tema del machismo o disminución de las tareas femeninas (como quieran llamarle) está sobre el tapete. Creo que en muchos aspectos nos estamos mintiendo, y en éste en particular es uno de ellos, ya que cuando veo asomarse la palabra igualdad, siempre hay algún desubicado que nos hace retroceder. Y sí, digo desubicado porque quien se atreve a pararse en una tribuna y gritar sin escrúpulos, insultos machistas a una mujer, carece en su totalidad de sentido de ubicación, comenzando con la temporal, ya que en pleno 2022, un comentario así está totalmente fuera de foco. 

Valentina Dorrego es una jueza de nuestro país de 34 años, que desde el 2017 tiene el privilegio de arbitrar en la Liga Uruguaya de Básquetbol. El pasado 8 de febrero Valentina se encontraba en la cancha de Larre Borges arbitrando un partido entre Biguá y Hebraica Macabi cuando desde la tribuna resonó un grito que decía “ándate a lavar los platos”, cosa que no solo tuvo una repercusión en las redes sociales, sino que también quedó resonando en mi cabeza casi que todo el día. 

Me pregunto de donde piensa ese señor que nació, o si siempre fue su padre quien le lavó los platos cuando era pequeño. Creo que a veces suele olvidarse la importancia de la figura femenina en la sociedad, y es aquí donde aparecen ejemplos de mujeres valientes como Valentina, se encargó de poner a ese hombre en su lugar con un descargo en su cuenta de Twitter: “Hoy me gritaron ANDA A LAVAR LOS PLATOS. Pensé que en el 2022 ya no iba a escuchar esa frase tan obsoleta queriendo ser utilizada como agravio. No me ofendí en lo más mínimo “Senior”, a mí no me gusta el lavavajillas, prefiero los platos lavados a mano”. Me parece que la cuestión no es si la mandaron a lavar los platos o freír papas, el tema es que se utilice eso cómo insulto, disminuyendo una labor tan cotidiana que hasta los niños suelen hacer hoy en día. 

Como dicen que no hay mal que por bien no venga, aprovechamos para conversar con Valentina, conocer un poco más de su vida y enterarnos cuál es su postura ante estas situaciones.

– ¿Cómo surge ésta pasión por el Básquetbol en tu vida?

“Mi familia, a diferencia de la mayoría de las familias uruguayas, es una familia que es más basquetbolera que futbolera. Mis padres son hinchas de un equipo, mi hermano jugaba y mi hermana y yo también comenzamos a jugar en las formativas de Aguada, teniendo en cuenta que en aquel momento pocos equipos tenían femenino. Había muy poca competencia y pocos torneos. Recuerdo haberme enojado con el DT porque había perdido la titularidad y era un poco “enojona” en ese tema y eso hizo que deje de jugar. Tenía un amigo que era arbitro y me dijo ‘gorda vos tenés carácter y te gustan las reglas, estaría bueno que hagas el curso de árbitro’ y así fue”.  

– ¿Recordás como fue el primer partido que te tocó arbitrar?

“Mi primer partido oficial fue en la cancha de 25 de Agosto, categoría sub 20 y jugaba 25 de Agosto vs Juventud de las Piedras. El otro árbitro, al que llamamos ‘el padrino’ porque es con quien debutas, era Julio Dutra. Era un domingo y me acuerdo que se me había quebrado una uña y yo estaba preocupada por eso, lo que hizo que pare en una farmacia a comprar un esmalte para poder arreglármela porque quería que todos los detalles estuviesen perfectos. Puedo sentir la emoción de ese día, para mí era como la final del mundo. Además, fue un partido muy parejo, que para un árbitro debutante era complicado. La tribuna estaba llena, pero estaba llena de gente que me había ido a ver. Estaban mis padres, hermanos, madrina, amigos de mis padres, tías y amigos, era la primera vez en un partido que un árbitro tenía tanta hinchada. Por suerte mi familia y amigos siempre me apoyaron incondicionalmente”. 

– ¿Qué opinión te merecen los comentarios como los que recibiste en la cancha de Larre Borges?

“Yo no lo viví como un inconveniente, lo viví como algo llamativo. También me pareció llamativa la repercusión que generó el tuit que escribí. Ese día mientras que me duchaba pensaba ‘me mandó a lavar los platos una persona’, cosa que en realidad me daba hastagracia. Me pareció algo ridículo, obsoleto y absurdo, hacia eso fue dirigido el tuit, de hecho, lo escribí con sarcasmo, riéndome de ese grito que me parece ridículo, pero no me molestó en absoluto. La gente me escribía que hacíaarbitrando si no podía soportar los insultos, a lo que pienso que primero que nada no hay que soportar insultos porque sería naturalizar la violencia y eso está mal. Lamentablemente estoy acostumbrada a determinados agravios y jamás escribí en las redes sobre eso, no era ese el tema. El tema era lo absurdo del grito, que en el 2022 alguien te grite que vayas a lavar los platos es algo ridículo y gracioso. La gente de alrededor lo debe haber mirado como un pobre señor que todavía tiene ese concepto. Con la repercusión en las redes me di cuenta que lamentablemente hay muchas personas que nos gritarían lo mismo a las mujeres, pero no lo hacen porque se van a ver observados, pero en el anonimato de una cuenta de Twitter, sin nombre y sin foto, muchos siguen teniendo ese concepto y es preocupante. Por suerte a la mayoría le pareció ridículo, lo que nos muestra que algo estamos haciendo bien pero aún nos falta mucho”. 

– ¿Crees que como sociedad estamos avanzando o estamos estancados con respecto a este tema?

“Creo que estamos avanzando, pero lo hacemos porque el mundo avanza y porque hay un empuje hacia la igualdad. Las mujeres estamos cada vez más empoderadas y ocupamos más roles de importancia, o más cupos de los que eran considerados tareas de hombre. También creo que somos muy hipócritas y queremos demostrar que estamos avanzando más de lo que en realidad es, porque aún nos falta mucho”. 

– ¿Cuál es tu sueño?

“Sueño con conseguir logros, con obtener nuevas conquistas y derribar barreras que queden para mis compañeras que vienen después. Me gustaría que en algún momento se diga que hubo una compañera hacer muchos años que lucha por esto y hoy lo vivimos como natural. Mi sueño seria ese, dejar un camino andado o dejarle el camino allanado a las que vengan. Lo mejor que le puede pasar a uno es ser recordado, porque las luces del momento se apagan y eso no deja nada, lo que queda es el recuerdo que queda de nosotros”.