Luego de irse de Peñarol por la puerta chica, Gargano se prepara para lo que será su debut en River Plate y entrena a la par de sus compañeros. Puede que suene como algo fuerte lo de la puerta chica, o que muchos hinchas se lo tomen personal, pero mezclando opinión con información, como acostumbramos a hacerlo, fue así como sucedió. Un jugador con el corazón completamente pintado de amarillo y negro, no mereció ser desafectado de la manera que fue de un equipo que defendió con el alma. Hoy es Gargano, pero lamentablemente ha pasado en varios clubes y ocasiones, por lo que deseamos esto se revierte y se valore más la identificación de los jugadores con las camisetas. Más allá de lo futbolístico, mucho más allá, existen personas que respiran futbol, pasión y entrega, y a veces a los dirigentes les cuesta ver eso.
Volviendo a lo deportivo, Walter Gargano llegó este lunes al Saroldi acompañado de sus dos hijos y fue recibido por Gustavo Díaz, quien le dio la bienvenida. Tuvo un reencuentro con un viejo amigo como lo es el “mono” Pereira, el utilero le alcanzó la ropa y ahí nomás comenzó su travesía darsenera.
En la tarde el jugador irá a la Sede donde firmará su contrato hasta fin de año, recordando que llega como jugador libre y quedará inscripto para la Copa Sudamericana. El viernes pasado, rescindió contrato con Peñarol, luego de haberlo mantenido vigente por cinco años.